domingo, 15 de mayo de 2016

EL ARTE PALEOCRISTIANO: DE LA SOMBRA DE LA CLANDESTINIDAD AL ESPLENDOR

Lourdes M. Wasinger
Rebeca N. Iorio
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires


En el presente trabajo monográfico se analizará la influencia que tuvo el Cristianismo, religión monoteísta proveniente de Oriente, en el arte de la ciudad de Roma, desde su aparición hasta el S. VI d. C. aproximadamente cuando se produjo la instalación de los pueblos bárbaros en el Imperio Romano de Occidente. Cabe destacar que el arte cristiano de los primeros tiempos se denomina arte Paleocristiano, dado que, como su prefijo “paleo” lo indica, hace referencia al arte de los antiguos cristianos.
           

La elección del tema de debe a que resulta interesante poder estudiar y vincular cómo se desarrolló y se manifestó la religión cristiana en el arte, ya que todo movimiento artístico nos deja su huella del pasado y nos transmite continuamente ideas, sentimientos, creencias, formas de expresión, costumbres, entre otros. Además, es importante remarcar que el arte resulta atractivo para los docentes en el desarrollo de la tarea áulica. Al mismo tiempo que se inculca a los alumnos la comprensión y el amor hacia él, toda expresión artística es también una fuente para el historiador y un recurso pedagógico en el cual los alumnos pueden obtener información sobre una época.


La intención del mismo es obtener conocimientos de los legados que nos dejó el Cristianismo en el arte y, luego de su respectivo análisis, poder relacionar las fuentes artísticas con los conocimientos históricos comprendidos y estudiados.


Para comenzar con el análisis debemos indicar que en la realización del mismo se utilizó bibliografía específica en relación a la Historia del Arte e imágenes sobre el tema.

Así, la monografía constará de las siguientes partes:
       I.            Contexto histórico en el que surgió el cristianismo en el Imperio Romano
    II.            El Arte Paleocristiano y sus características
 III.            Conclusión
 IV.            Bibliografía

I.                   Contexto histórico en el que surgió el Cristianismo en el Imperio Romano

Desde tiempos remotos, la religión que se profesaba en el Imperio Romano era la politeísta. Cada familia tenía sus propios dioses y sus rituales particulares, como también lo tenían, luego, las ciudades cuando se conformaron. Así lo expresó Fustel De Coulanges: “La tribu, como la familia y la fratría, estaba constituida para ser cuerpo independiente, puesto que tenía un culto especial, del que estaba excluido el extraño. (…) Dos tribus no podían fundirse en una; su religión se oponía. Pero, así como varias fratrías se habían unido en una tribu, varias tribus pudieron asociarse, a condición de que se respetase el culto de cada cual. El día en que se celebró esta alianza, la ciudad nació. […] Lo cierto es que el lazo de la nueva asociación siguió siendo el culto. […] En religión siguió subsistiendo una muchedumbre de pequeños cultos, sobre los cuales se estableció un culto común…”[1].


Sin embargo, en el corredor sirio-palestino, en la región de Judea se profesaba el judaísmo, una religión monoteísta que basa sus enseñanzas en la Torá. Durante el S. I d.C. la región fue convertida en provincia romana y, a raíz de esto, la población judía se dividió de acuerdo a sus intereses. Por un lado, la aristocracia y los sacerdotes aliados a los gobernantes romanos porque les mantenían sus privilegios. Por el otro, el resto de los judíos que se empobrecían cada vez más debido a los altos impuestos que debían pagar al Imperio Romano y acentuaba el descontento de la población. Otro de los motivos, por los que muchos judíos rechazaban el predominio romano en la región, se debía al culto pagano que no correspondía con sus tradiciones religiosas.


En este contexto, Jesús de Nazareth apareció como un revolucionario que se opuso al gran imperio gracias a los postulados que predicaba entre sus seguidores.  Estaba en desacuerdo con la opresión de los romanos y con aquella aristocracia que se beneficiaba de los flagelos tributarios impuestos al pueblo judío. Su prédica se basaba en la continuación del monoteísmo, ya que el Cristianismo deriva de la religión Judía,  en la justicia y en la equidad. Además, el amor al prójimo y el arrepentimiento era fundamental para poder construir una sociedad más justa y, luego, pertenecer al Reino de los Cielos. Así lo afirma Harry Boer: El mensaje de Jesús era sencillo. Él predicaba que el reino de Dios estaba cerca y que los hombres podían entrar en él por medio del arrepentimiento y la fe en el evangelio (Mr 1:14-15). El arrepentimiento que Jesús requería era por la desobediencia a la ley de Dios. Esta ley estipulaba que los hombres debían amar a Dios por sobre todo y a su prójimo como a sí mismos (Mt 22:34-40). El amor es el cumplimiento de la ley”.[2]


Estos preceptos iluminaron y atrajeron a gran cantidad de personas que no tenían una vida digna a causa de la explotación que vivían día a día en manos de los romanos.  Jesús comenzó a ser llamado ‘Mesías’, ‘el Hijo de Dios’ o ‘Cristo’ y  se ganó la enemistad de los romanos y la aristocracia judía. Fue acusado de traidor porque no respetaba el culto del Imperio y fue crucificado en tiempos del gobernador romano Poncio Pilatos hacia el año 33 d. C. aproximadamente. Luego de su muerte, el Cristianismo se extendió a diversos lugares a través de sus seguidores que comunicaban las enseñanzas del ‘Mesías’. Jouco Bleeker y Widengren afirman al respecto: Poco después de la muerte de Jesús—cuya fecha exacta no es posible dar—el cristianismo empezó a difundirse más allá de los límites de Palestina”[3].


Sin embargo, la expansión de la nueva religión monoteísta no fue sin sobresaltos. Su expansión planteó problemas con el Estado romano. Los profesores Marcel Simon y André Benoit comentan: “El desarrollo y la expansión del Cristianismo plantearon en seguida el problema de las relaciones entre la Iglesia y el Imperio. ¿Cómo reaccionaría el poder ante esta nueva sociedad religiosa? […] Por lo que al Imperio se refiere, hubo una progresiva toma de conciencia del peligro que para él representaba la existencia y el rápido desarrollo del cristianismo, al que veía como un cuerpo extraño y capaz, a la larga, de poner en peligro su cohesión interna”[4]. El peligro que representaban los cristianos se debía a que se negaban a participar de los rituales paganos y esta decisión era tomada como un grave delito por las autoridades romanas, ya que la negativa a participar podía provocar graves infortunios al Imperio. Por este motivo, comenzaron las persecuciones a los cristianos en todo el vasto imperio. Hubo dos etapas de persecución: entre los S.I y II d.C eran de carácter local impuestas por el gobernador para mantener el orden y entre los S. III y IV d.C de carácter general, ya que eran impuestas por el emperador. A partir de ese momento, las persecuciones se transformaron en política del estado imperial porque los cristianos no se alistaban en el servicio militar para no matar, no participaban del juramento al Emperador y trastocaban el orden social con la predicación de la igualdad entre todos los seres humanos. Por lo tanto, las persecuciones no se realizaban por cuestiones de fe, si no por poner en peligro el orden impuesto desde el imperio. Al respecto, el historiador argentino José Luis Romero explica: “En el siglo III el número de creyentes era ya tan crecido que el estado podía considerar al cristianismo como un peligro público. No podía temerse, naturalmente, una conjuración para apoderarse del poder; pero una imprecisa sospecha advertía de la existencia de otros peligros reales…”[5].


Durante el S. III, se promulgaron decretos imperiales para debilitar y desorganizar al Cristianismo. Se les prohibió que practicaran públicamente su culto y las reuniones en los cementerios. Los desobedientes eran condenados a muerte, se atacaba a la jerarquía de la Iglesia para que no haya líderes y se confiscaban los bienes de la Iglesia como de sus fieles. Hubo persecuciones muy sangrientas y la última se realizó bajo el reinado del emperador Dioclesiano entre los años 303 a 305 d.C. El objetivo central era eliminar a esta religión del mundo romano. Es importante aclarar que para el historiador Peter Brown, los cristianos no fueron perseguidos en todo momento y, para él, este pensamiento se asocia a un mito: “Lo cierto es que no tiene sentido el mito romántico, surgido en una época muy posterior, que hace de los cristianos una minoría acosada en todo momento, literalmente obligada a refugiarse en las catacumbas de una persecución incansable”[6].


Sin embargo, las decisiones de los emperadores anticristianos no tuvieron el éxito que se esperaba. Los cristianos no rehuían de su fe en el Dios único y los mártires (cristianos que murieron en la defensa de sus creencias) eran el ejemplo a seguir por el resto de la comunidad. A raíz de esto, el emperador Constantino reconoció a la Iglesia cristiana para encontrar en ella una aliada que no trastoque la base de su poder: “…es cierto que esta ‘conversión’ no perjudicó, sino todo lo contrario, a los objetivos políticos de Constantino: éste comprendió la importancia que el Cristianismo iba a tener para su futuro político, y jugó la carta del Imperio cristiano tanto en el plano político como en el personal”[7].


De esta manera, en el año 313 d.C. se promulgó el “Edicto de Milán” en el cual se declaró la tolerancia para los seguidores de la religión Cristiana y comenzar una nueva etapa de relaciones con la Iglesia. Hacia el año 325 d.C. se convocó el “Primer Concilio de Nicea” para establecer definitivamente la doctrina cristiana contra las herejías* que estaban circulando dentro del Imperio. Finalmente, el emperador Teodosio I en el año 380 d.C. declaró al Cristianismo religión oficial del Imperio Romano mediante el “Edicto de Tesalónica”. A pesar de este vuelco religioso y del triunfo del Cristianismo, el paganismo se mantuvo un tiempo prolongado en la vida de los romanos, incluso en la cotidianeidad de algunos conversos: “…el paganismo estaba demasiado enraizado en el corazón de todos los cristianos bautizados, siempre dispuesto a reaparecer en forma de ‘reminiscencias paganas’. El mensaje fundamental de la cristianización…no hablaba de triunfo absoluto. Hablaba antes bien de un pasado aún no superado que ensombrecía perennemente el avance del presente cristiano”[8]


Es en este contexto histórico de persecuciones, muertes y, luego, tolerancia hasta proclamar al Cristianismo como religión oficial en el que se desarrolló un arte cargado de simbolismo denominado “Arte Paleocristiano”.

II.                El Arte Paleocristiano y sus características

Una de las características predominantes del Arte Paleocristiano fue su influencia religiosa y, sobre todo, simbólica en los primeros tiempos del surgimiento del Cristianismo en todo el Imperio Romano. Juan Plazaola Artola**, en la introducción de su libro titulado “Historia del Arte Cristiano”, aclara que la utilización de las dos palabras “arte cristiano” nos introduce en un problema, ya que Jesús de Nazareth no ha dejado ningún testimonio sobre la creación artística y su anuncio de la Buena Nueva no inducía a sus seguidores a un culto que contribuya a las “artes plásticas”. El mismo autor realiza una división en su libro en torno al Arte Paleocristiano que abarca dos capítulos: una parte inicial denominada “El primer arte cristiano (hasta el 313)” y el segundo capítulo “Dos siglos de Crecimiento (313-526)”[9].


Juan Plazaola Artola explica que las primeras comunidades cristianas heredaron de los judíos la prevención de un arte representativo para evitar caer en la idolatría y adoptaron un lenguaje simbólico. Asimismo, la religión cristiana, a medida que se expandía por la zona mediterránea, era influenciada por la cultura helenística que se caracterizaba por su decoración,  su arte ornamental y el retrato de sus dioses.


Los primeros cristianos se reunían en casas particulares para celebrar sus prácticas religiosas y, sólo más tarde, se utilizaron las basílicas para la realización de los mismos. Según Juan Plazaola Artola hay que desprenderse de la idea de “templo” para celebrar la liturgia religiosa, ya que cualquier lugar era útil para hacerlo. Al respecto, Peter Brown dice: “Las iglesias cristianas del siglo III probablemente fueran algo bastante más humildes que todo eso, simples salas de reunión dispuestas en la estructura ya existente de las casas”.[10] Además, los especialistas en arqueología afirman que las iglesias primitivas fueron reacias a las imágenes. Por lo tanto, las figuras que comenzaron a adornar las paredes de las catacumbas y en los relieves de los sarcófagos fueron símbolos y alegorías que no son anteriores al S. III d.C. El sacerdote jesuita explica que son figuras rudimentarias, algunas eluden a la salvación como el Buen Pastor, a Adán y Eva en el paraíso, la curación del paralítico, la resucitación de Lázaro, entre otras.


Como Roma es la ciudad símbolo de la cristiandad en Occidente se encontraron en ella antiguas catacumbas, es decir, antiguos cementerios romanos excavados en la casa patricia de algún romano cristiano en el que se enterraban a los mártires y servían de escondite a los cristianos durante las persecuciones. Así lo expresa Diego Angulo Iñiguez: “Las únicas manifestaciones arquitectónicas de las primeras agrupaciones de cristianos son de carácter subterráneo y, artísticamente consideradas, muy pobres. Se reducen a los cementerios o catacumbas que, valiéndose del derecho de labrar enterramientos corporativos concedidos por las leyes romanas, excavan los cristianos, aprovechando en parte las galerías de las canteras abiertas en las afueras de la ciudad para obtener materiales de construcción”[11]. Sobre el tema, Arnold Hauser agrega lo siguiente: “Encontramos aquí un arte simple y popular, al menos en sus comienzos…”[12]


Una de las más antiguas catacumbas de Roma es la llamada de San Calixto” (figura 1) y también la cripta de Ampliato de la catacumba de Domitila y la Capella Graeca de la de Priscila. En palabras de Juan Plazaola Artola se explica lo siguiente: “Puede decirse que es en las paredes de esas altas y estrechas galerías, junto a una infinidad de inscripciones, donde nació el primer arte cristiano, un arte sencillo, ingenuo y casi doméstico. Las imágenes que empezaron a esbozar aquellos artistas parecen una ‘plegaria figurada’ más que catequesis o exposición doctrinal”[13]. Se utilizaron símbolos naturales como el pez (figura 2) o delfín, ya que esté gozaba de reputación entre los hombres y de ayudar a los náufragos; las palomas, que aluden a la eucaristía y la bienaventuranza; el fénix y el pavo real símbolos de la resurrección; los orantes (figura 3); el pastor con las ovejas simbolizando a Cristo (figura 4); el paraíso se representaba a través de un jardín idílico. Algunas de estas representaciones ya se utilizaban en el paganismo, pero ahora tienen una significación cristiana. También se buscó el simbolismo en ciertos pasajes de la Biblia. Por ejemplo: Noé salvando a su familia en el arca era sinónimo de un Cristo victorioso ante la muerte y salvando a su iglesia. Hacia principios del S. IV d.C. se advierten retratos más personalizados de los difuntos.


Es importante remarcar que la escultura era rechazada debido a la cercanía con los cultos paganos. Por lo tanto, lo que sí se encuentran en estos primeros siglos son los relieves de los sarcófagos en los que se hallan habitualmente las imágenes del pastor, temas bíblicos y la imagen del Filósofo que hacía referencia a que Cristo era el verdadero Maestro que poseía la verdadera sabiduría.


Los primeros cristianos quisieron hacer hincapié en el sentido que le dieron a aquellas manifestaciones artísticas. Ese sentido era la afirmación de que tenían un salvador: “’Tenemos un Salvador’, parece decirnos este primer arte cristiano, con una emotiva elocuencia”[14].


                                                    Figura 1: Catacumba de San Calixto


Figura 2. Pez y pan eucarísticos, pintura sobre la pared de la cripta de Lucina, en la catacumba de San Calixto.

Figura 3. Orante en la   Catacumba de Priscila.  


Figura 4. Fresco del Buen Pastor en la catacumba de Priscila.


Con el “Edicto de Milán” proclamado por Constantino comenzó una nueva etapa para el arte cristiano, ya que puso su autoridad a disposición del culto cristiano. Los emperadores que le sucedieron siguieron su ejemplo, sobre todo, Teodosio cuando proclamó al Cristianismo religión oficial del Imperio.


Los cristianos ya no debían ocultarse y necesitaban lugares amplios para la reunión de los fieles. Por lo tanto, el modelo de los templos paganos no les era útil, ya que eran pequeños para albergar a la cantidad de cristianos en el S. IV d.C. y en el interior sólo había un pequeño altar para colocar la estatua del dios. La solución fue tomar como modelo “…las grandes salas de reunión que en la época clásica habían sido conocidas con el nombre de basílicas, que aproximadamente quiere decir salas reales. Estas construcciones eran empleadas como mercados cubiertos y tribunales públicos de justicia…”[15]. La forma de la basílica era rectangular, el ábside semicircular fue empleado para el altar donde el sacerdote diría su homilía, la sala central en la que se congregaban los fieles fue llamada nave mientras que las salas laterales se las denominó alas (figura 5).


Más allá de la salida de la clandestinidad del arte cristiano, se seguía planteando el problema con respecto a la utilización de las imágenes sagradas. Sin embargo, en la segunda mitad del S. IV d.C., la Iglesia siguió pregonando las figuras simbólicas y hubo un acuerdo en que no debía haber estatuas en la casa de Dios, ya que se consideraba una herencia del paganismo. De lo contrario, en la pintura hubo otra visión sobre le tema. Las pinturas eran consideradas útiles porque tenían un tinte pedagógico al enseñar a través de ellas ciertos acontecimientos sagrados. Así, el papa Gregorio el Grande recordaba que las imágenes enseñaban a quienes no sabían leer ni escribir. El arte debía ser claro y sencillo para el entendimiento de los fieles. Además,  surgieron nuevos temas iconográficos como la representación del cordero, los apóstoles y una nueva figura de Cristo. Este ya no aparece solamente como un joven imberbe, si no que posee rasgos de señor, anunciando de alguna manera el triunfo de la Iglesia. En esta época de libertad religiosa hay un desarrollo de las pinturas en las catacumbas y, también, un auge por la devoción de las reliquias de los mártires. Con respecto a los sarcófagos, Juan Plazaola Artola manifiesta que son numerosos los relieves funerarios de los S. IV y V (figura 6). Cristo aparece en un lugar central y como un maestro entronizado.


La tranquilidad y el poder del Imperio Romano no iban a durar muchos siglos. La constante llegada de los bárbaros al Imperio Romano de Occidente provocaron la declinación del arte occidental perjudicando la empresa edilicia del tiempo anterior. A pesar de estos acontecimientos históricos, el sacerdote jesuita recalca que en Italia hubo dos excepciones que vale nombrarlas: la Basílica de Santa Sabina y la de Santa María la Mayor, ambas ubicadas en Roma.


La Basílica de Santa Sabina (422-440) (figura 7) posee una nave central alta y larga; flanqueada por dos naves estrechas, con enormes ventanas y veinticuatro columnas de hermosos mármoles. Pero lo que le ha dado fama son sus puertas de madera, de las que se han conservado dieciocho paneles en los que se tallaron escenas del Antiguo y Nuevo Testamento. El más importante es el que posee la escena de la crucifixión de Cristo.


La Basílica de Santa María la Mayor (figura 8), construida por el papa Liberio (352-356), fue reconstruida por el papa Sixto III (432-440). En ella, las dos columnatas, sus entablamentos, los muros superiores y los mosaicos del arco triunfal dedicados a la Virgen María datan del S. V d.C.


No debemos olvidar que durante la época de Constantino se erigieron mausoleos o construcciones de planta circular como el que se encuentra en Roma referido a Santa Elena (figura 9). También a este tipo de templos de proporciones cuadradas pertenecen las capillas bautismales. Estas son de origen pagano, pero se las utilizaba en el cristianismo para la inmersión en el bautismo.


Para finalizar, es necesario remarcar lo que afirma el historiador del arte José Pijoán en relación al arte cristiano en la ciudad de Roma: “…la vida de la Iglesia primitiva en ningún lado puede verse plásticamente como en Roma; así como las catacumbas producirán al estudioso alguna desilusión, porque la mayor parte de sus frescos han desaparecido, las basílicas romanas de los dos primeros siglos después de la Paz de la Iglesia son tan abundantes, que causan singular sorpresa. Aunque el arte cristiano en Roma no hubiera hecho más que repetir lo que ya existía en las iglesias de Siria, siempre en Roma encontraríamos esos innumerables y grandiosos monumentos que la han consagrado como capital artística del cristianismo y el lugar más á propósito para aprender á conocer las creaciones estéticas de la nueva religión”[16]

                
          
                                                            
 Figura 5. Planta Basilical                                             Figura 6. Sarcófago de Giunio Basso





                                       Figura 7. Basílica de Santa Sabina en Roma.


                                       Figura 8. Basílica de Santa María la Mayor en Roma.



                                        Figura 9. Mausoleo de Santa Elena en Roma.

III.             Conclusión

Es importante hacer hincapié en las distintas etapas por las que transcurrió el Cristianismo desde su surgimiento en el corredor sirio-palestino, específicamente en la región de Judea donde la religión que se profesaba era la judía, y su expansión hacia otras zonas del Imperio Romano hasta la proclamación del “Edicto de Milán” por Constantino en el 313 d,C. En esas distintas etapas de la nueva religión monoteísta se observan diferencias importantes en la producción artística de los primeros cristianos. La ciudad de Roma es la elegida para observar estos cambios por ser la ciudad capital artística del Cristianismo en el Imperio Romano.


En los inicios, los primeros cristianos sufrieron fuertes persecuciones por tener marcadas diferencias con la religión del Imperio que era de carácter politeísta. Los cristianos no adoraban, ni realizaban sacrificios, ni participaban del culto a la cantidad de dioses que veneraban los romanos. Pero las persecuciones ordenadas por los emperadores comenzaron en los S. III y S. IV d.C., ya que consideraban que los cristianos ponían en peligro las bases del Imperio con la proclamación de la igualdad y amor al prójimo. En esta etapa, muchos cristianos debieron esconderse en las catacumbas y realizar allí sus rituales al Dios Único. Por consiguiente, la característica artística principal era la simpleza, lo tosco y, sobre todo, lo simbólico. En ocasiones se tomaron ciertas figuras con un pasado pagano, pero ahora tenían una nueva significación para el cristianismo. Además, trataron de evitar las representaciones de personas para evitar caer en una idolatría y, por tal motivo, las esculturas no son desarrolladas en esta etapa. Sólo se encuentran algunos sarcófagos con relieves que muestran pasajes bíblicos. A raíz de lo ya mencionado, el arte de los primeros cristianos era un arte clandestino.


Pero esa clandestinidad llegó a su fin en el s. IV con Constantino primero y luego con Teodosio I cuando decide proclamar al Cristianismo religión oficial del Imperio Romano. Así, el arte cristiano se retiró de las sombras para llenarse de luz y esplendor hasta la llegada de los bárbaros. Comenzó a florecer la arquitectura. Se tomó como base de las grandes iglesias la planta basilical para albergar a la cantidad de fieles que se reunían para escuchar la palabra de Dios a través de un sacerdote. Además, la cantidad de relieves en los sarcófagos aumentó y surgieron nuevos temas iconográficos. Con respecto a las imágenes, seguía habiendo una controversia importante, pero se resaltó la importancia de su finalidad pedagógica para los analfabetos.


De esta manera, conociendo la influencia y las huellas que dejó el Cristianismo en el arte, no sólo para los que se dedican a estudiar Historia sino también para cualquier sujeto histórico, es fundamental pensar que desde el arte también se puede interpretar y pensar la Historia como proceso. El arte debe ser una herramienta que nos acerque a vivir el pasado. Los docentes debemos tener en claro que las únicas fuentes que tenemos no son sólo los textos escritos. En el transcurso del S. XX  se accedió a una amplitud de las fuentes a las que debemos conocer y manejar. Así lo expresa Lucien Febvre: Hay que utilizar los textos, sin duda. Pero todos los textos. Y no solamente los documentos de archivo en favor de los cuales se ha creado un privilegio (...). También un poema, un cuadro, un drama son para nosotros documentos, testimonios de una historia viva y humana, saturados de pensamiento y de acción en potencia...”[17].

IV.             Bibliografía

ANGULO IÑIGUEZ, D. Historia del Arte. Distribuidor E.I.S.A., Madrid, 1962.
BOER, H. Historia de la Iglesia Primitiva. Editorial UNILIT, Cap. 2. (faltan datos).
Brown, P El primer milenio de la cristiandad occidental. Crítica, Barcelona, 1997.
DE COULANGES, F. La ciudad antigua. EMECE, Buenos Aires, 1ra ed. en español 1945.
FEBVRE, Lucien. Combates por la Historia. Ariel, Barcelona, 1992.
GOMBRICH, E. La Historia del Arte. Editorial Diana, México, 1998.
HAUSER, A. Historia social de la Literatura y el Arte. Guadarrama, Madrid, 1963.
JOUCO BLEEKER, C. y WIDENGREN, G. Manual de Historia de las religiones. Ediciones Cristiandad, Madrid, 1973.
PIJOÁN, J. Historia del Arte. El Arte a través de la Historia. Salvat, Barcelona, 1915, Tomo II.
PLAZAOLA ARTOLA, J. Historia del Arte Cristiano. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1999.
ROMERO, J. L. La cultura occidental. Siglo XXI Editores, Argentina, 2004.
SIMON, M y BENOIT, A. El judaísmo y el cristianismo antiguo. Colección Nueva Clío, Editorial Labor, Barcelona, 1972.
ZEVI, B. Saber ver la arquitectura. Editorial Poseidón, Barcelona, 1981.




[1] DE COULANGES, F. La ciudad antigua. EMECE. Buenos Aires 1ra ed. en español 1945, pp. 202-203.

[2] BOER, H. Historia de la Iglesia Primitiva. Editorial UNILIT, Cap. 2, p.1.
[3] JOUCO BLEEKER, C. y WIDENGREN, G. Manual de Historia de las religiones. Ediciones Cristiandad, Madrid, Tomo 2, p. 67.
[4] SIMON, M y BENOIT, A. El judaísmo y el cristianismo antiguo. Colección Nueva Clío, Editorial Labor, Barcelona, 1972, p. 70.
[5] ROMERO, J. L. La cultura occidental. Siglo XXI Editores, Argentina, 2004, p. 28.
[6] Brown, P El primer milenio de la cristiandad occidental. Crítica. Barcelona 1997, p. 32.
[7] SIMON, M y BENOIT, A. Op. cit, p. 131.
*El término proviene del griego ‘heresis’ que significa ‘elección’. Por lo tanto, es una doctrina contraria a los dogmas de fe establecidos por una religión. Es la oposición voluntaria a la autoridad de Dios depositada en Pedro, los Apóstoles y sus sucesores y lleva a la excomunión inmediata, es decir, a la separación de los sacramentos de la Iglesia.
[8] Brown, P. Op. Cit., p. 94.
** Fue un sacerdote jesuita nacido en la provincia española de Gipuzcoa en 1919. Fue licenciado en Filosofía y Teología, Doctor en Letras y en Filosofía. Se destacó como profesor e investigador y autor de varios libros relacionados con el arte y la religión cristiana. Falleció en el año 2005.
[9] PLAZAOLA ARTOLA, J. Historia del Arte Cristiano. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1999.
[10] Brown, P. Op. Cit., p. 32.
[11] ANGULO IÑIGUEZ, D. Historia del Arte. Distribuidor E.I.S.A., Madrid, 1962, p. 212.
[12] HAUSER, A. Historia social de la Literatura y el Arte. Guadarrama, Madrid, p. 161.
[13] PLAZAOLA ARTOLA, J. Op. Cit., p. 11.
[14] Idem, p. 14.
[15] GOMBRICH, E. La Historia del Arte. Editorial Diana, México, p. 133.
[16]PIJOÁN, J. Historia del Arte. El Arte a través de la Historia. Salvat, Barcelona, 1915, Tomo II,  P. 46.
[17] FEBVRE, Lucien. Combates por la Historia. Ariel. Barcelona 1992. pp. 29-30.

martes, 19 de abril de 2016

LA PROPUESTA DEL NEOLIBERALISMO EN LAS ELECCIONES DEL ESTADO DE GUANAJUATO EN 1991

Por, Raúl Alfredo Cervantes
Universidad de Guanajuato


Ramón Aguirre, regente de la ciudad de México; Miguel de la Madrid y los secretarios de la Defensa, Juan Arévalo Gardoqui, y de Programación, Carlos Salinas, observan los daños causados por el sismo en 1985. Foto Jesús Villaseca.

Introducción
En 1991, el Partido Acción Nacional (PAN) gobernó por primera vez el estado de Guanajuato bajo la administración del hasta entonces alcalde de León: Carlos Medina Plascencia. Hasta aquel momento, el presidente de la República Mexicana era Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) del Partido Revolucionario Institucional (PRI). El hecho de que uno de los principales partidos opositores tuviera el control de un estado, no significaba que una fuera una muestra del ejercicio de la democracia, sino más bien lo contrario, ya que fue un rasgo del poder concentrado que tenían -tienen- los círculos políticos para decidir sin consultarlo con la población.

Porque veremos en la presente ponencia, que la política neoliberal que Salinas denominaba “liberalismo social” y que aparentemente se proponía favorecer al pueblo no fue más que una tapadera para la corrupción. Por ejemplo, la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con Canadá y Estados Unidos que nos traería la anunciada salvación económica dentro de un bloque con dos potencias mundiales no fue más que asegurar nuestra dependencia para nuestros vecinos norteños, así como las privatizaciones de empresas estatales vendidas (regaladas) a sus amigos y compadres empresarios o el proyecto democratizador que Salinas abanderó “concertacesionando” diputaciones, senadurías, presidencias municipales o gubernaturas estatales a partidos opositores con miras a la aceptación de su gobierno, ante las voces de fraude al momento de ganar la presidencia frente a su principal rival: Cuauhtémoc Cárdenas. Es en este último campo donde me enfocaré, porque las elecciones del estado de Guanajuato de 1991 no se pueden aislar del mandato salinista bajo un contexto nacional e internacional que a continuación explicaré.

Justificación
Las elecciones del estado de Guanajuato marcan un hito para el avance de la democracia en México, sobre todo, porque el partido hegemónico permitiera que ocurrieran estos pequeños cambios, que al paso de los años, traería el fin del dominio priísta.[1] Nuestro estado es uno de los más conservadores del país y con una población e instituciones ligadas a la Iglesia católica y otras iglesias cristianas, este pensamiento está más acorde con el PAN de corriente cristiana y de derecha, quien fuera el partido opositor que más crecía y que podía hacerle frente al PRI en los diferentes niveles de gobierno.

En 1989, Baja California fue el primer estado del país en ser gobernado por un partido diferente al PRI, y de igual manera, el gobierno reconoció ese triunfo. Sin embargo, no hubo mucho escándalo por ese cambio, y que sin embargo abrió la posibilidad de que otros estados hicieran lo mismo.[2] Guanajuato presentaba las condiciones para que un gobierno opositor ganase (por las razones susodichas), pero serían las voces de fraude por parte de Vicente Fox Quesada que harían que nuestro estado fuera elegido para un cambio diferente al oficial. De igual manera, el PAN estatal tenía un número importante de empresarios que querían entrar a la repartición del pastel, así como una sociedad afín al pensamiento panista. Negar un fraude, habría generado un malestar social que a Salinas no le convenía, razón para aceptar que el PAN gobernara, aunque haya sido con las condiciones que impuso él.

Otra razón es que en Campeche, Colima, Querétaro, San Luis Potosí y Sonora se celebraron elecciones para gobernador y en los cinco resultó triunfador el candidato del PRI. En todos, los candidatos opositores hablaron de fraude, pero es el caso de Guanajuato que más preocupó a Los Pinos[3] por las continuas marchas y voces que hablaban de una maraña.

Era el movimiento social el que le preocupaba a Salinas y no quería una imagen externa de ese tipo. Además, si no se controlaba ese malestar ¿qué podía hacer Salinas?, ¿callar la voz con represión? Se supone que su plan modernizador permitiría al mexicano mayores libertades, y como tal no quería mancharse sus manos de sangre inocente. No era lo más adecuado para un presidente educado e intelectual que abogaba por su pueblo, sino que tuvo que otorgar la plaza. No es más que una “demostración del Presidente de que ahí donde la victoria no hubiese sido clara, él podía tomar acciones” y el PAN fue cómplice de eso, de la corrupción del sistema priísta.

En lo que respecta sobre el estado de Guanajuato su sociedad, su cultura, su ideología, sus tradiciones, su religión, entre otras, son ampliamente uniformes en todo el estado, aunque con notables regiones con desigualdad económica. Sin embargo, debo de destacar que son las principales ciudades que deciden el rumbo de Guanajuato, con León a la cabeza y la capital como base de las operaciones políticas, completándose con los municipios de Irapuato, Celaya y Salamanca: 46 municipios que son regidos por unos cuantos, pero que estas decisiones afectan a toda la región.[4]

El estado es reconocido como "Cuna de la Independencia" al contar durante la Colonia con una población criolla y mestiza resentida por no ser tomada en cuenta por los españoles para poder ocupar puestos importantes. Además, fue lugar de nacimiento de conservadores y liberales sobresalientes a nivel nacional durante el siglo XIX como Lucas Alamán y Manuel Doblado, así como uno de los pocos estados que apoyó al gobierno de Benito Juárez durante la Guerra de Reforma y la Intervención Francesa. La capital es símbolo presuntuoso del porfiriato debido a las obras que inauguró para beneficio de la población y la élite local. Plaza de batallas importantes durante la Revolución que definieron el triunfo de Álvaro Obregón y la derrota militar de Pancho Villa. A partir de ahí, el estado de Guanajuato fue perdiendo peso político durante la mayor parte del siglo XX hasta que en 1991 volvería a la escena nacional de la mano del futuro presidente del país.

Concepto del neoliberalismo
Antes habría de definir qué entendemos por neoliberalismo, siendo ampliamente utilizado pero que contiene una gama de significados dependiendo de la forma en que se utilice.[5] El liberalismo de los siglos XVIII y XIX propone que el Estado intervenga menos en los asuntos civiles, religiosos, sociales, económicos, políticos, etc., y así haya libertad de decisión en estos campos por parte de los particulares. Recordando que los gobiernos liberales de México –después de tres siglos de dominación hispana y los primeros gobiernos inexpertos de la nación– tenían un pensamiento en la que el hombre debía ser libre y que la nación se encaminara al progreso, para que así los actores privados intervengan libremente en la economía y así poder estimularla, aunque se centró más en la separación de la Iglesia respecto del Estado. La economía no mejoró durante los gobiernos liberales del siglo XIX sino hasta el gobierno de Porfirio que llevó a la economía mexicana a su máxima expresión gracias a la inversión de empresarios extranjeros y nacionales que recibieron el apoyo de Díaz, directamente o por la vía legislativa, en su proyecto de modernizar a la nación. Todo esto, sin justificar el daño humano que cometió contra la población.

El neoliberalismo, de manera general, propone que el Estado intervenga menos en la economía para que las empresas puedan ser más productivas y hagan su aportación a la economía nacional, en un proceso de adelgazamiento del gobierno. No me refiero a la desaparición del mismo, sino que éste lo maneje la misma iniciativa privada para sus satisfacciones económicas, al estilo "laissez faire, laissez passer"[6], un Estado gendarme. De igual manera, el pueblo sigue estando en la miseria.


Para tener una idea de los gobiernos que antecedieron a Salinas, vemos todavía que José López Portillo interviene en la economía e incluso se dispone a defender al peso "como un perro", Miguel de la Madrid Hurtado llevó al país a una crisis, nacionalizando diversos campos empresariales como respuesta para convertir a México de una economía abierta a una cerrada. Carlos Salinas de Gortari, privatizó las empresas estatales[7], y así los capitales nacionales que escaparon regresaran al país. Estás políticas financieras iban de la mano con la política social y la que “Salinas llamó “liberalismo social” a su política y afirmó que se apoyaba en la tradición mexicana del siglo XIX, que supuestamente estuvo muy inclinada a favorecer a las masas” (Ayala Anguiano 1995, 164).

Los artículos 3, 26, 27, 28, 123 y 130[8] son la base de la Constitución Mexicana porque contienen las reivindicaciones revolucionarias primordiales de la lucha, fueron reformados durante el gobierno salinista para limitar el papel del Estado en la economía, en una jugada para crear un partido político con más apego al liberalismo político, un proyecto que al final no se pudo lograr. De igual manera, aunque existieron estos cambios la población no veía un crecimiento económico dentro de su propio bolsillo.[9]

El fin de las políticas neoliberales de Carlos Salinas de Gortari en el aspecto democrático es poco clara, porque ahora democracia va tomado de la mano de economía, “en general, para los ideólogos neoliberales democracia es ser libre en el mercado. Por ejemplo: ¿por qué en Cuba no hay democracia? Porque la gente no puede ir a la tienda a comprar chicles Adams o navajas Gillette. Eso es la no democracia en Cuba” (Híjar Serrano 2001, 49). En este aspecto, en las elecciones de 1991 no es importante la voz del pueblo, sino que la crítica situación no afecte a la imagen del proyecto neoliberal y democrático que Salinas estaba demostrando al mundo y a las economías capitalistas.

México no era una nación aislada por lo menos desde hace un siglo, cuando se dio a conocer durante el gobierno de Porfirio Díaz como un país estable para las inversiones extranjeras. Aunque la Revolución los alejó, poco a poco los gobierno pos-revolucionarios generaron su confianza, así como durante Segunda Guerra Mundial permitió que México proveyera de materias primas a los aliados. En la segunda mitad del siglo XX, el boom petrolero permitió que el país mejorara su situación económica, pero el desarrollo social era deficiente. La pobreza ha estado en aumento[10] y los ingresos familiares avanzan a paso lento, mientras que el gobierno anuncia a cada momento tratados y acuerdos comerciales (hasta el 2015 con 46 países) que no se niegan sus beneficios, pero entre la población la situación poco se nota.

Contexto del gobierno de Carlos Salinas
“Servir unos a otros, he ahí el objeto de nuestra unión… estamos dispuestos, y así lo juramos por lo más sagrado, a ayudarnos en la lucha tremenda de la vida y a no escatimar un solo átomo de fuerza para levantar a aquel a quien el destino le sea adverso o se vea en un momento dado urgido de ayuda…muchos de nosotros, y tenemos fe en ello, llegaremos a ocupar prominentes lugares en nuestra vida social o política; ellos quedarán obligados para ayudar a quienes lo necesiten.” (Ayala Anguiano 1995, 19)
Pacto de la amistad, firmado por Miguel Alemán Valdés, Gabriel Ramos Millán, Óscar Soto Maynes, Raúl López Sánchez, Nicolás Graham Gurría y Antonio Ortiz Mena.

La pasada cita es prueba de los grupos de jóvenes estudiantes que compartían ideas y familia en la burocracia del país. Ellos se sentían los herederos de dirigir desde los más altos puestos de gobierno. En el caso de Salinas, veremos que muchos de sus hombres más cercanos y polémicos se conocieron en la Universidad Nacional Autónoma de México en un grupo llamado “Los toficos” integrado por Carlos y Raúl Salinas, Manuel Camacho, Emilio Lozoya, Alberto Anaya, Hugo Andrés Araujo y Francisco Ruiz Massieu.

Ya como profesionales[11] el grupo se trasformaría en el Grupo Compacto, y al que se añadirían otros personajes, y como parte del PRI y de la estructura política será la futura Generación del Cambio. Entre ellos pues, se originaría ese sentimiento de unidad. Notamos que el servicio no es a la nación, sino entre ellos mismos y así aprovechar esas posiciones privilegiadas que dan más dinero que cualquier veta madre importante.


Carlos Salinas de Gortari ganó las elecciones presidenciales de 1988, supuestamente[12], de manera fraudulenta contra el candidato de izquierda Cuauhtémoc Cárdenas. Por lo tanto, Salinas necesitaba legitimarse ante el pueblo[13] y fue en la democracia y la economía donde dio buenos frutos. “La relación de deuda externa pública pasó de un máximo de 95% del PIB (que incluía la banca nacionalizada) en 1987 a un promedio de 29% en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari” (Cárdenas Sánchez 2010, 215).

Este tipo de políticas financieras, lograron que la economía se estabilizara y que, de esta manera, la comunidad financiera internacional se fijara en que México estaba preparado para las inversiones. Claro está, que a pesar de esto, los ciudadanos seguían en las mismas condiciones míseras en un país que se dice estar listo para entrar al mundo de las naciones avanzadas.

El gobierno salinista creó el Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL) para sacar de la miseria a millones de mexicanos o por lo menos, aparentar quererlos sacar. No se puede negar que PRONASOL no haya tenido ningún beneficio para la población, sí lo tuvo, pero fue la red de corrupción que se formó detrás de ella, amparándose en un beneficio social. Este programa no hizo mucho porque no realizó ningún cambio profundo.

Durante el sexenio se gastaron 52,000 millones de nuevos pesos[14] para Solidaridad, dinero del cual una amplia parte se perdía antes de llegar a su destino. Eso sí, este programa cumplía una función social: mantener a la gente tranquila otorgándole regalos, en vez de que ese dinero se destinará a apoyar a la economía local y en la generación de empleos.

Otros ejemplos de las políticas financieras de Salinas son “reformas económicas profundas como la reprivatización generalizada, la institucionalización de la apertura comercial a partir del TLCAN y la reforma ejidal, que modificaron el panorama económico a futuro” (Cárdenas Sánchez 2010, 240). Será la negociación de este tratado, que estará de fondo en las elecciones de Guanajuato.

Las elecciones estatales de Guanajuato en 1991
En 18 de agosto de 1991 se realizaron las elecciones para gobernador, 46 ayuntamientos y 36 diputados al Congreso del Estado, así como en otros estados y a nivel federal para escoger diputados. El PRI abanderó a Ramón Aguirre Velázquez, quien fuera jefe del Departamento del Distrito Federal y precandidato a la presidencia del país en 1988. El PAN presentó a su candidato Vicente Fox Quesada, quien fue diputado federal por el estado. Porfirio Muñoz Ledo fue candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), del cual fue cofundador.

Antes de las elecciones, la prensa realizaba análisis sobre las elecciones, pero muchos de ellos no eran sobre la política o la democracia, sino que importaba que el futuro gobernador le apostara a la economía del estado y sobre todo en el Tratado que se estaba realizando con los dos vecinos del norte. El Heraldo de León dice al respecto: “La economía de México, que registra su más acelerado crecimiento en una década, podría frenar su avance si las elecciones de mitad de mandato del domingo resulten contaminadas por fraude, dijeron analistas económicos.” (El Heraldo de León 1991, Portada).  El TLCAN debía de asegurarse, por lo tanto el mismo periódico expresa:

“Los analistas económicos dijeron que el factor de riesgo político en el país podría aumentar vertiginosamente si las acusaciones de fraude lanzadas por la oposición son percibidas como auténticas. Ello desanimaría, agregaron, a los inversionistas extranjeros que han acudido masivamente a México como resultado de las reformas económicas implantadas por Salinas y del propuesto tratado de libre comercio con los Estados Unidos y Canadá. Incluso el perder una gubernatura aquí o allá ante la oposición podría ser sano, dijo Heath, subrayando que el  grupo opositor que con más probabilidades avanzara es el conservador y pro-empresarial PAN” (El Heraldo de León 1991, Portada)

El lunes 19, la Comisión Estatal Electoral presentaba un informe en el que Ramón Aguirre iba ganando con un amplio margen las elecciones. Vicente Fox expresó que eso había sido un fraude en el cual tenía pruebas, y Porfirio Muñoz Ledo, reconociendo su derrota y en contra de sus partidarios apoya al candidato panista pronunciándose a su favor. El 20 de agosto iniciaron un conjunto de marchas[15] dirigidas por Vicente Fox y querían que se reconociera que hubo un fraude.

“Poco después de las cuatro de la tarde, en la residencia oficial de Los Pinos en la Ciudad de México, había concluido una reunión del Presidente Carlos Salinas de Gortari con el dirigente del PRI, Luis Donaldo Colosio y otros integrantes de su equipo cercano. Ahí, todo estaba consumado.” (El Heraldo de León 1991, 11). Esto ocurrió el viernes 30 de agosto, para que “una hora después de que el Congreso del Estado lo declaró gobernador electo de Guanajuato, Ramón Aguirre Velázquez anunció esta noche que no tomará posesión de su cargo.” (El Heraldo de León 1991, Portada). Así transcurrió este día, sin duda se requirió mucho valor para acatar esta orden presidencial, pero que le dolió más a los priístas estatales porque sintieron que Salinas no debió permitir el cambio de poder, ya que ellos perderían muchos privilegios.

Carlos Medina Plascencia, alcalde de León, es elegido para ocupar el interinato ya que una de las condiciones era que Fox no ocupara la gubernatura. “Medina se hizo cargo del gobierno estatal sin contar con un proyecto claro ni con un equipo humano de la envergadura de esta nueva responsabilidad.” (Rionda Ramírez 1996). Medina Plascencia presentó el proyecto “Guanajuato Nuevo Horizonte” que proponía que Guanajuato capital creciera a las orillas de la Presa La Purísima, pero fue rechazada. Él puso la primera piedra de la futura General Motors en Silao, Vicente la inauguró, pero la instalación de esta empresa fue promovida por los anteriores gobiernos priístas. Plascencia intentó legitimarse por la vía de la infraestructura y la inversión, pero sus proyectos no tenían bases, aunque tampoco tuvo tiempo para destacarse como gobernador.

Se habla de una concertacesión[16] hacia el PAN y creó que así fue, pero no todo fue para que este partido apoyara a Salinas, sino que también el TLCAN estaba en juego, y con ello las miradas extranjeras observaban cómo se daba un proceso democrático en un gobierno que vociferaba que el país se abría paso a la modernidad. En 1990 iniciaron las negociaciones con Estados Unidos, en 1991 Canadá se integra a las pláticas, México lo firma en 1992 para que lo rectifique el Congreso en 1993 y al siguiente año entre en vigor.

Es el 6 de julio de 1991 cuando iniciaron la segunda y última plática de negociación en Oaxtepec, Morelos fue otro de los motivos por las que la prensa extranjera se interesó en las elecciones de Guanajuato. Como ya lo he mencionado anteriormente, hay muchas razones para explicar la entrega del Estado de Guanajuato al PAN, pero sin duda la presión económica era su primera preocupación, sin olvidar la imagen política y democrática del gobierno federal.

Conclusión
Las elecciones de 1991 transcurrieron de manera normal en nuestro estado, de hecho todo marcaba que Ramón Aguirre iba a ser el ganador, y que a pesar de las movilizaciones de Fox y Muñoz Ledo, el PRI seguiría gobernando. Al darse a conocer la renuncia, Aguirre dijo: “Esta decisión la he tomado ante mi propia conciencia, plenamente convencido de que esa es la parte que me corresponde para preservar la paz y la concordia en Guanajuato […] Refrendo mi lealtad inquebrantable al Presidente de la República.” (El Heraldo de León 1991, Portada). El mismo candidato evidencia que fue una decisión desde Los Pinos y la cual obedecerá lo que le marque.

Armando Anguiano Ayala otorga “el título de democratizador notable” (Ayala Anguiano 1995, 178) a Carlos Salinas por permitir que el PAN y el PRD fueran protagonistas políticos en las elecciones. Esto afectó mucho a la estructura priísta, pero benefició en cambio a los dos partidos opositores para que en el 2000 Vicente Fox Quesada fuera elegido presidente de la república. Un político que se supo destacar y mover, así como recibir el apoyo de la gente y de los empresarios en su lucha por la presidencia. Las elecciones de 1995, trajeron el primer triunfo (con poco más del 25% de margen sobre el candidato priísta) al PAN en el estado, y con ello la revancha de Vicente Fox para hacerse de la gubernatura.

Es difícil decir que el gobierno de Plascencia sea catalogado como opositor al salinismo, sino que la misma jugada permitió que el PAN quedara endeudada con Salinas, es decir, logró ganarse un aliado con un gobernador elegido precipitadamente, sin proyecto y sin experiencia para ejercer un cargo de esa magnitud frente a un presidente que se legitimaba por medio de obras y asistencia social entre la población. Al final de su mandato, el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en unos de los estados más pobres: Chiapas, la entrada en vigor del TLCAN que llevaría a la pérdida de empleos y a una competencia desigual entre empresas nacionales y norteamericanas, así  como la crisis económica que llevó a millones de mexicanos a perder parte de su patrimonio harían de Carlos Salinas de Gortari la personas más odiada por los mexicanos.

Retomando el cumplido que Armando Anguiano hace con Salinas, creo que fue más cuestión de estrategia que por querer que nuestro país se democratice. Porque sabemos que no importa quién gobierne, ya que cada uno querrá un pedazo de carne de la enorme riqueza mexicana. Salinas prefirió apostarle a la economía internacional, al TLCAN y a las privatizaciones, todo esto sinónimo de neoliberalismo, pero que escondía corrupción e impunidad en todos los niveles gubernamentales.

Porque el neoliberalismo mexicano es sólo una máscara que cubre una economía despiadada de la cual sólo amigos, compadres y conocidos del presidente podrán beneficiarse del modelo, y lograr hacer dinero a espaldas del mismo pueblo. Veinticuatro años después, las condiciones son parecidas en el país: Guanajuato sigue bajo la administración panista y un presidente priísta ocupa la silla presidencial; el PAN aún gobierna como si fuera su primera vez y, el PRI sigue cometiendo crímenes contra la población y prometiendo reformas económicas que aseguran "nos van a sacar adelante". Aún seguimos esperando.


[1] Aunque 12 años después de que el PRI perdió la presidencia la recuperó porque la misma ciudadanía así lo expresó en las pasadas elecciones, con fraude o sin fraude, Peña Nieto ganó.
[2] Hasta el 2015 todavía 9 estados no han podido lograr la alternativa política, siendo éstos: Campeche, Coahuila, Colima, Durango, Estado de México, Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz.
[3] Sede residencial del presidente de México que en ocasiones se utiliza como sinónimo del Palacio de Gobierno, es decir, lugar donde también se toman decisiones aunque ambos se encuentren en diferentes zonas de la ciudad.
[4] Aunque de manera diferente, porque no es lo mismo los cambios que tendrá la ciudad capital, por sede del gobierno, a los cambios imperceptibles que el municipio de Atarjea tendrá; sólo por dar un ejemplo.
[5] Caso similar ocurre con el marxismo, el socialismo y el comunismo que muchas veces se utiliza indistintamente, pero cada uno tiene su propio concepto y no se abordan de manera separada, aunque sí relacionadas
[6] Dejar hacer, dejar pasar
[7]Teléfonos de México, etc.
[8] Referentes a la educación libre, laica y gratuita, al papel del Estado en la economía, a la propiedad de las tierras y aguas como parte de la nación, sobre la prohibición de los monopolios, los derechos laborales y el papel del ejército en tiempo de paz, respectivamente.
[9] Este mismo autor señala que existe más descontento social bajo los gobiernos liberales o neoliberales del México independiente que bajo el gobierno colonial –cerrado y con una economía monopolizada–, dadas las pocas revueltas durante el virreinato comparadas desde que nuestra país es una república.
[10] 53.3 millones de mexicanos vivían bajo la pobreza hasta el año 2012 según CONEVAL. http://www.coneval.gob.mx/Medicion/PublishingImages/Pobreza%202012/CUADRO%201_POBREZA_2012_CON_COMBUSTIBLE.jpg
[11] Y dentro de la burocracia.
[12] Digo supuestamente, no porque otorgue el beneficio de la duda, sino porque no hay pruebas que lo comprueben, aunque sabemos que todo México afirma que fue un fraude en su máxima expresión.
[13] Aunque le importaba más la aceptación que los demás países pudieran otorgarle.
[14] Lo equivalente a 17,000 millones de dólares
[15] Que se extenderían hasta el 30 de agosto, momento en que Ramón Aguirre renunciar a tomar posesión como gobernador.
[16] Término que expresa que el gobierno federal otorga una plaza estatal (o de cualquier nivel y tipo) a algún partido opositor con tal de que éste reconozca al entonces gobierno de Salinas. 

Fuentes y bibliografía

Ayala Anguiano, Armando. Salinas y su México. México: Contenido, 1995.
Cárdenas Sánchez, Enrique. «La reestructuración económica de 1982 a 1994.» En Del nacionalismo al neolieralismo, 1940-1994, de Elisa Servín, 182-241. México: CIDE/CFE, 2010.
CONEVAL. 2012. http://www.coneval.gob.mx/Medicion/PublishingImages/Pobreza%202012/CUADRO%201_POBREZA_2012_CON_COMBUSTIBLE.jpg (último acceso: 2015).
Delgado, Álvaro. «En Guanajuato, "concertacesión" oscura y vergonzosa.» En Salinas en proceso, 711. México: Grijalbo/proceso, 2012.
El Heraldo de León.17 de Agosto de 1991.
El Heraldo de León.20 de Agosto de 1991.
El Heraldo de León.30 de Agosto de 1991.
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Híjar Serrano, Alberto. Introducción al neoliberalismo. Segunda edición. México: Itaca, 2001.
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