martes, 28 de abril de 2015

Comentario al artículo de Natalie Zemon Davis, “Jueces, amos, adivinadores: la experiencia de justicia criminal de los esclavos en Surinam colonial”*



Viviana Hilario
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

El artículo se centra temporalmente a mediados del siglo XVII, XVIII e inicios del XIX en Surinam. Territorio donde se abolió la esclavitud en 1863 y logró su total independencia recién en 1975. Así mismo, se estudia a los actores de este territorio e incluye la posición que toma esta región como colonia de los Países Bajos. Es así, que desde un inicio nos presenta un análisis historiográfico amplio. Tomando así, no sólo a esta colonia americana, sino también a tribus del África y a territorios europeos. Exponiendo de manera central la relación entre los esclavos negros y el ámbito penal.  La autora manifiesta que se dirige a continuar los caminos propuestos por Philip Schwar, quién escribió Twice Condemned: Slaves and the Criminal Law of Virginia 1705-1865; Lazarus-Black, cuya investigación tituló Slaves, Masters, and Magistrates: Law and Politics of Resistance in the British Caribbean; y Diana Paton, quién publicó Punishment, Crime, and the Bodies of Slaves in Eighteenth-Century Jamaica. Es así que ella considera seguir estos estudios en relación  a los esclavos y la justicia que se aplicaba sobre ellos, llámese tribunal penal o  derecho penal.

Por otro lado, un tema que se desarrolla dentro de la esclavitud, es el castigo. Aquel que sirvió en primer lugar como control social de los amos sobre sus esclavos. En segundo lugar como imposición que utilizaron las autoridades coloniales bajo instituciones penales. Y [por último] como instrumento cultural que pusieron en práctica los esclavos entre si en las plantaciones. Sobre lo anterior cabe resaltar que dichas formas de castigar de los esclavos formaba parte de la cultura de sus lugares de orígenes. 

Natalie Zemon comienza su escrito relatando un hecho ocurrido en Surinam, gracias a un diario holandés-escocés. Él cual aborda las consecuencias que tuvieron que enfrentar los cimarrones. Es así, que nos muestra fragmentos de como se había llevado a cabo el sistema punitivo sobre los hombres negros. La mutilación, la horca y el potro fueron tipos de castigos utilizados para castigar a los esclavos que infringían las normas establecidas por aquellos que eran sus amos y jueces. Esa última afirmación que hemos señalado, se repite en varios párrafos del artículo. Y es interesante conocer como los que ejercieron cierta autoridad, como lo dueños de esclavos, tuvieron a la vez una función de jueces. Ya que, ellos eran quienes establecían que tipo de castigo merecía su esclavo por infringir sus leyes o el de la sociedad.

El tema del castigo se encuentra en toda la narrativa del escrito, así como su implicancia con los diferentes actores y las diferencias que se presentaron. En primera instancia mencionaremos a los videntes / adivinadores, los cuales se encargaron de descubrir a los responsables de un crimen, para lo cual recurrieron a escoger entre tres pruebas diferentes, la primera consistía en beber o consumir un alimento,  los cuales a veces los llevaba a la muerte por envenenamiento, en la segunda el acusado debía introducir  su mano en aceite o agua hirviendo, y en la tercera prueba se introducía una aguja en la lengua del acusado. El adivinador debía elegir que prueba imponía. A veces, estos movidos por intereses particulares podían ser severos o dóciles con los supuestos delincuentes. Entonces, comprendemos que estos personajes actuaban con cierto grado de discrecionalidad, ya que según su criterio personal podían decidir si finalmente el presunto criminal era declarado inocente o no. Y su acción estaba sometida a los posibles favores o privilegios que podía ofrecerle el acusado. Es así, que la autora nos menciona que bajo estos acuerdos internos de los cuales estos personajes eran responsable se mostraba negociaciones que se hacían sobre las pruebas.

Otro elemento que se presenta son los factores de desigualdad al momento de aplicar el castigo, y claramente se mostraba cuando estaba dirigido a una mujer y a un hombre. Además, nos comenta sobre la condición del castigado. Es decir, castigar a alguien dependía del estatus y de la sexualidad. Así, al igual que en otros espacios geográficos, la importancia de la condición de la mujer y del varón importaba mucho para emitir una sentencia. Y es así, que las colonias africanas no estaban fuera del panorama visto en otras colonias americanas.

Por otro lado, el castigo más utilizado fue la esclavitud. La autora señala que algunos crímenes entre leves y fuertes llegaron a impugnar esta clase de pena. Pero no sólo se accedía a esa condición por órdenes de los tribunales de justicia, también existieron habitantes de los reinos de África que vendieron a los suyos a holandeses, portugueses y otros. Además, se menciona que se mandaba a esclavizar a aquellos que no podían pagar sus multas.

Así mismo, para el siglo XV, XVI y en adelante se empezó a utilizar otro tipo de castigo: ser encerrado en improvisadas prisiones. A veces, en estos lugares fueron recluidos aquellos que habían tenido rencillas con el rey de una tribu, es decir, las cuestiones políticas podían ocasionar el encarcelamiento de una persona. También, entraron en acción las denominadas cárceles portátiles, barcos que sirvieron para trasladar esclavos a Europa y América. En estos recintos a veces los capitanes de las embarcaciones hacían que sus marineros diesen un buen trato a los esclavos recluidos, para evitar futuras sublevaciones o motines. Además, personas que mostraban un buen comportamiento en las embarcaciones se les brindó una diferente condición, convirtiéndolas en cirujanos; a veces estas se habían dedicado con anterioridad a ser curanderas o adivinadores. Es así que convertidos en cirujanos en los barcos, se encargaban sobre el tema de las enfermedades que podía pulular en el navío. Es decir, que el buen comportamiento y los oficios podían acarrear a tener un mejor trato, diferenciándose de los esclavos.

En las plantaciones también se dio paso a la relación entre el castigo y los esclavos. Estos lugares fueron fundados por  colonos holandeses en Surinam. Éstos se dedicaron en su mayoría al cultivo del café, azúcar, algodón y otros. Además, estos centros de explotación esclavista sirvieron como justicia criminal, donde se desarrollaron diferentes modalidades de aplicación y relaciones que provocó el castigo. La crueldad de los castigos en este lugar fuer muy conocida. Otro tipo de castigo fue el azote, el cual se abolió en 1828. Estas plantaciones eran conocidas como desastrosas al implantar castigos muy duros. En una de las imágenes que se tiene de esta región, fue de una mujer que había recibido azotes y había sido forzada a cargar consigo una cadena durante meses, y sólo por no haber cumplido con su parte del trabajo.

En estos centros también surgieron nuevos actores, el bassia, capataz negro, a veces también eran criollos[1]. Los cuales tenían dicha labor puesto que se habían  ganado la confianza de sus superiores. Estos hombres ejercieron varias presiones hacía los otros esclavos que también tuvieron rangos, hacía otros hombres y mujeres que se dedicaron a realizar algún oficio, etc. Por otro lado, a estos criollos se les permitirá acompañar a las autoridades de las plantaciones en las persecuciones de esclavos fugitivos, esto demuestra la confianza que podían ganar por parte de los dueños de las plantaciones.

Y, no sólo los esclavos negros pudieron mejoran su condición accediendo a cargos, también, las esclavas negras al relacionarse en la intimidad con sus dueños. Es así, que dichas  acciones provocaron la obtención de beneficios y mejor trato para estas esclavas y las familias de estas. Sobre lo anterior, nos cuestionamos si lo ocurrido en el Perú sucedió en Surinam. Decimos eso, ya que la historiadora Patricia Oliart nos menciona de aquel vínculo afectivo entre  el esclavo y amo[2] que existió en nuestro país. El cual nos lleva a reflexionar que aquella incursión social de las mujeres esclavas en los lugares domésticos será mayor como producto de esas relaciones. De igual forma, Maribel Arrelucea[3] incide también en el estudio sobre este tipo de situaciones, las cuales ocasionaron que la mujer esclava las buscara establecer para obtener diversos privilegios de sus amos. Es así, que  nos menciona que el sexo fue utilizado como estrategia para mejorar su condición. Algunas de estas mujeres terminarían teniendo hijos, encontrando así alguna de ellas la esperada libertad. Es así que consideramos que uno de los caminos que nos abre este artículo de Zemon Davis, es el de estudiar hasta qué punto pudo beneficiarse las esclavas de Surinam al tener relaciones íntimas con sus amos.  

Un tercer grupo de personas que también gozaron de ciertas preferencias entre el grupo esclavo, fueron los que se dedicaron a la curandería o la religiosidad. Estos ayudaron a encargarse sobre la salud o descubrir curas para los males que podían aquejar a una plantación en la que vivía. A estos se les denominaría líderes esclavos. Se tiene un registro de los que más destacaron, los cuales a su vez gozaron de una gran fama entre las distintas plantaciones.

Otro tema a tratar, fue la temida relación del envenenamiento con la brujería, algo peligros que causaba mucho temor en la población. Así como hubo curanderos que con su habilidad pudieron ayudar a los demás, también existieron algunos que se dedicaron a las malas prácticas. Es así que tanto en Surinam o espacios de África se aplicaron castigos contra estos dos crímenes. A veces a los que se les hallaron culpables sufrieron pena de muerte, o a veces se les descuartizo su cuerpo para luego quemarlos.

La institución que  se encargaba de administrar justicia en este lugar fue el Tribunal de Policía y Justicia Penal, quienes atendieron en mayor medida casos sobre envenenamiento, esclavos que escapaban, esclavos que mataban a otros esclavos. Esto será trabajado por la autora, quién nos ofrecerá los porcentajes de cada delito. La muerte en la horca será uno de los mayores castigos aplicados. Además, se Índica en el texto que probablemente se seguía las leyes holandés –romana. Es decir, comprendemos que aquellas leyes aplicadas para Surinam eran puestas y aprendidas.

El artículo se centra en la justicia criminal en Surinam, recogiendo tres ejes. El primero, dirigido a los castigos de los amos en las plantaciones, el régimen público colonial y el mundo de la justicia esclava. Sobre este último, la autora realiza una primera reflexión, y el sobre el cual deseamos dar una observación. El hecho de que se nos haya presentado casos de los tipos de castigos que correspondieron a la cultura de los esclavos negros, los cuales tenían origen de su lugar de procedencia. Así mismo, la autora llega a una segunda reflexión, considera que hay una influencia de la justicia colonial para aquellos hombres que provenían de otros espacios geográficos. Y coincidimos con ella, ya que no sólo lo basta con encontrarnos en Surinam, sino también aquí en América. En el virreinato del Perú muchos de los castigos que se aplicaron fueron influencia de aquellos que se emitían en Europa. Así como, los castigos afligidos por la Inquisición.

Finalmente, nos gustaría reflexionar sobre tres puntos que consideramos importantes, el primero es sobre la influencia a la hora de castigar y como llevarlos a cabo. Es decir, estos controles sociales que se establecieron sobre las poblaciones fueron aprendidos de una sociedad a otra; o se debieron a la naturaleza del hombre y su manera de castigar crímenes los que provocaron que existiesen sociedades paralelas con una similar forma de castigar.  El segundo, se trata de la simbiosis de las formas de castigar de dos culturas totalmente diferentes, tal como vimos en el texto. En la historiografía sobre la esclavitud no sólo debemos estudiar y analizar  aquellos castigos que recibieron los esclavos por parte de otras sociedades, sino también los que ellos continuaron ejecutaron en su condición de esclavos. Y por último, en la historiografía peruana Carlos Aguirre[4] afirma que ellos en nuestro territorio fueron agentes de su propia libertad. Lo anterior, como consecuencia de los diferentes procesos que atravesaron estos personajes, y las incursiones que lograron en la sociedad en el tiempo. Entonces, otro camino que se nos invita a investigar sería si las distintas participaciones que tuvieron los esclavos varones y mujeres en Surinam hicieron posible que influyeran en cierta medida el logro de su libertad.




* UNDURRAGA, Verónica y GAUNE, Rafael (Eds.) Formas de control y disciplinamiento. Chile, América y Europa, siglos XVI-XIX. Santiago: Uqbar Editores, Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú, vol 292, Fondo del Libro, 2014, pp. 59-120. En el presento libro también se encuentran trabajos de historiadores como Carlo Ginzburg, Alejandra Araya, Macarena Cordero, Tomas A. Mantecón, entre otros.
[1] Se les consideraba así, a los que nacían en Surinam. 
[2] Patricia OLIART. “Poniendo o cada quien en su lugar: estereotipos raciales y sexuales en la Lima del siglo XIX”. En: Mundos Interiores. Lima 1850-1950, Lima: Centro de Investigación de la Universidad del Pacifico, p. 282.
[3] Maribel ARRELUCEA. “Poder masculino, esclavitud femenina y violencia. Lima 1760-1820”. En Mujeres, familia y sociedad en la historia de América Latina, siglos XVIII - XXI”. Lima: Instituto Riva Agüero, 2006, p. 155.
[4] Carlos AGUIRRE. Agentes de su propia libertad. Los esclavos de Lima y la desintegración de la esclavitud. 1821-1854. Lima: DESA, 1995.

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