martes, 28 de abril de 2015

Comentario al artículo de Natalie Zemon Davis, “Jueces, amos, adivinadores: la experiencia de justicia criminal de los esclavos en Surinam colonial”*



Viviana Hilario
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

El artículo se centra temporalmente a mediados del siglo XVII, XVIII e inicios del XIX en Surinam. Territorio donde se abolió la esclavitud en 1863 y logró su total independencia recién en 1975. Así mismo, se estudia a los actores de este territorio e incluye la posición que toma esta región como colonia de los Países Bajos. Es así, que desde un inicio nos presenta un análisis historiográfico amplio. Tomando así, no sólo a esta colonia americana, sino también a tribus del África y a territorios europeos. Exponiendo de manera central la relación entre los esclavos negros y el ámbito penal.  La autora manifiesta que se dirige a continuar los caminos propuestos por Philip Schwar, quién escribió Twice Condemned: Slaves and the Criminal Law of Virginia 1705-1865; Lazarus-Black, cuya investigación tituló Slaves, Masters, and Magistrates: Law and Politics of Resistance in the British Caribbean; y Diana Paton, quién publicó Punishment, Crime, and the Bodies of Slaves in Eighteenth-Century Jamaica. Es así que ella considera seguir estos estudios en relación  a los esclavos y la justicia que se aplicaba sobre ellos, llámese tribunal penal o  derecho penal.

Por otro lado, un tema que se desarrolla dentro de la esclavitud, es el castigo. Aquel que sirvió en primer lugar como control social de los amos sobre sus esclavos. En segundo lugar como imposición que utilizaron las autoridades coloniales bajo instituciones penales. Y [por último] como instrumento cultural que pusieron en práctica los esclavos entre si en las plantaciones. Sobre lo anterior cabe resaltar que dichas formas de castigar de los esclavos formaba parte de la cultura de sus lugares de orígenes. 

Natalie Zemon comienza su escrito relatando un hecho ocurrido en Surinam, gracias a un diario holandés-escocés. Él cual aborda las consecuencias que tuvieron que enfrentar los cimarrones. Es así, que nos muestra fragmentos de como se había llevado a cabo el sistema punitivo sobre los hombres negros. La mutilación, la horca y el potro fueron tipos de castigos utilizados para castigar a los esclavos que infringían las normas establecidas por aquellos que eran sus amos y jueces. Esa última afirmación que hemos señalado, se repite en varios párrafos del artículo. Y es interesante conocer como los que ejercieron cierta autoridad, como lo dueños de esclavos, tuvieron a la vez una función de jueces. Ya que, ellos eran quienes establecían que tipo de castigo merecía su esclavo por infringir sus leyes o el de la sociedad.

El tema del castigo se encuentra en toda la narrativa del escrito, así como su implicancia con los diferentes actores y las diferencias que se presentaron. En primera instancia mencionaremos a los videntes / adivinadores, los cuales se encargaron de descubrir a los responsables de un crimen, para lo cual recurrieron a escoger entre tres pruebas diferentes, la primera consistía en beber o consumir un alimento,  los cuales a veces los llevaba a la muerte por envenenamiento, en la segunda el acusado debía introducir  su mano en aceite o agua hirviendo, y en la tercera prueba se introducía una aguja en la lengua del acusado. El adivinador debía elegir que prueba imponía. A veces, estos movidos por intereses particulares podían ser severos o dóciles con los supuestos delincuentes. Entonces, comprendemos que estos personajes actuaban con cierto grado de discrecionalidad, ya que según su criterio personal podían decidir si finalmente el presunto criminal era declarado inocente o no. Y su acción estaba sometida a los posibles favores o privilegios que podía ofrecerle el acusado. Es así, que la autora nos menciona que bajo estos acuerdos internos de los cuales estos personajes eran responsable se mostraba negociaciones que se hacían sobre las pruebas.

Otro elemento que se presenta son los factores de desigualdad al momento de aplicar el castigo, y claramente se mostraba cuando estaba dirigido a una mujer y a un hombre. Además, nos comenta sobre la condición del castigado. Es decir, castigar a alguien dependía del estatus y de la sexualidad. Así, al igual que en otros espacios geográficos, la importancia de la condición de la mujer y del varón importaba mucho para emitir una sentencia. Y es así, que las colonias africanas no estaban fuera del panorama visto en otras colonias americanas.

Por otro lado, el castigo más utilizado fue la esclavitud. La autora señala que algunos crímenes entre leves y fuertes llegaron a impugnar esta clase de pena. Pero no sólo se accedía a esa condición por órdenes de los tribunales de justicia, también existieron habitantes de los reinos de África que vendieron a los suyos a holandeses, portugueses y otros. Además, se menciona que se mandaba a esclavizar a aquellos que no podían pagar sus multas.

Así mismo, para el siglo XV, XVI y en adelante se empezó a utilizar otro tipo de castigo: ser encerrado en improvisadas prisiones. A veces, en estos lugares fueron recluidos aquellos que habían tenido rencillas con el rey de una tribu, es decir, las cuestiones políticas podían ocasionar el encarcelamiento de una persona. También, entraron en acción las denominadas cárceles portátiles, barcos que sirvieron para trasladar esclavos a Europa y América. En estos recintos a veces los capitanes de las embarcaciones hacían que sus marineros diesen un buen trato a los esclavos recluidos, para evitar futuras sublevaciones o motines. Además, personas que mostraban un buen comportamiento en las embarcaciones se les brindó una diferente condición, convirtiéndolas en cirujanos; a veces estas se habían dedicado con anterioridad a ser curanderas o adivinadores. Es así que convertidos en cirujanos en los barcos, se encargaban sobre el tema de las enfermedades que podía pulular en el navío. Es decir, que el buen comportamiento y los oficios podían acarrear a tener un mejor trato, diferenciándose de los esclavos.

En las plantaciones también se dio paso a la relación entre el castigo y los esclavos. Estos lugares fueron fundados por  colonos holandeses en Surinam. Éstos se dedicaron en su mayoría al cultivo del café, azúcar, algodón y otros. Además, estos centros de explotación esclavista sirvieron como justicia criminal, donde se desarrollaron diferentes modalidades de aplicación y relaciones que provocó el castigo. La crueldad de los castigos en este lugar fuer muy conocida. Otro tipo de castigo fue el azote, el cual se abolió en 1828. Estas plantaciones eran conocidas como desastrosas al implantar castigos muy duros. En una de las imágenes que se tiene de esta región, fue de una mujer que había recibido azotes y había sido forzada a cargar consigo una cadena durante meses, y sólo por no haber cumplido con su parte del trabajo.

En estos centros también surgieron nuevos actores, el bassia, capataz negro, a veces también eran criollos[1]. Los cuales tenían dicha labor puesto que se habían  ganado la confianza de sus superiores. Estos hombres ejercieron varias presiones hacía los otros esclavos que también tuvieron rangos, hacía otros hombres y mujeres que se dedicaron a realizar algún oficio, etc. Por otro lado, a estos criollos se les permitirá acompañar a las autoridades de las plantaciones en las persecuciones de esclavos fugitivos, esto demuestra la confianza que podían ganar por parte de los dueños de las plantaciones.

Y, no sólo los esclavos negros pudieron mejoran su condición accediendo a cargos, también, las esclavas negras al relacionarse en la intimidad con sus dueños. Es así, que dichas  acciones provocaron la obtención de beneficios y mejor trato para estas esclavas y las familias de estas. Sobre lo anterior, nos cuestionamos si lo ocurrido en el Perú sucedió en Surinam. Decimos eso, ya que la historiadora Patricia Oliart nos menciona de aquel vínculo afectivo entre  el esclavo y amo[2] que existió en nuestro país. El cual nos lleva a reflexionar que aquella incursión social de las mujeres esclavas en los lugares domésticos será mayor como producto de esas relaciones. De igual forma, Maribel Arrelucea[3] incide también en el estudio sobre este tipo de situaciones, las cuales ocasionaron que la mujer esclava las buscara establecer para obtener diversos privilegios de sus amos. Es así, que  nos menciona que el sexo fue utilizado como estrategia para mejorar su condición. Algunas de estas mujeres terminarían teniendo hijos, encontrando así alguna de ellas la esperada libertad. Es así que consideramos que uno de los caminos que nos abre este artículo de Zemon Davis, es el de estudiar hasta qué punto pudo beneficiarse las esclavas de Surinam al tener relaciones íntimas con sus amos.  

Un tercer grupo de personas que también gozaron de ciertas preferencias entre el grupo esclavo, fueron los que se dedicaron a la curandería o la religiosidad. Estos ayudaron a encargarse sobre la salud o descubrir curas para los males que podían aquejar a una plantación en la que vivía. A estos se les denominaría líderes esclavos. Se tiene un registro de los que más destacaron, los cuales a su vez gozaron de una gran fama entre las distintas plantaciones.

Otro tema a tratar, fue la temida relación del envenenamiento con la brujería, algo peligros que causaba mucho temor en la población. Así como hubo curanderos que con su habilidad pudieron ayudar a los demás, también existieron algunos que se dedicaron a las malas prácticas. Es así que tanto en Surinam o espacios de África se aplicaron castigos contra estos dos crímenes. A veces a los que se les hallaron culpables sufrieron pena de muerte, o a veces se les descuartizo su cuerpo para luego quemarlos.

La institución que  se encargaba de administrar justicia en este lugar fue el Tribunal de Policía y Justicia Penal, quienes atendieron en mayor medida casos sobre envenenamiento, esclavos que escapaban, esclavos que mataban a otros esclavos. Esto será trabajado por la autora, quién nos ofrecerá los porcentajes de cada delito. La muerte en la horca será uno de los mayores castigos aplicados. Además, se Índica en el texto que probablemente se seguía las leyes holandés –romana. Es decir, comprendemos que aquellas leyes aplicadas para Surinam eran puestas y aprendidas.

El artículo se centra en la justicia criminal en Surinam, recogiendo tres ejes. El primero, dirigido a los castigos de los amos en las plantaciones, el régimen público colonial y el mundo de la justicia esclava. Sobre este último, la autora realiza una primera reflexión, y el sobre el cual deseamos dar una observación. El hecho de que se nos haya presentado casos de los tipos de castigos que correspondieron a la cultura de los esclavos negros, los cuales tenían origen de su lugar de procedencia. Así mismo, la autora llega a una segunda reflexión, considera que hay una influencia de la justicia colonial para aquellos hombres que provenían de otros espacios geográficos. Y coincidimos con ella, ya que no sólo lo basta con encontrarnos en Surinam, sino también aquí en América. En el virreinato del Perú muchos de los castigos que se aplicaron fueron influencia de aquellos que se emitían en Europa. Así como, los castigos afligidos por la Inquisición.

Finalmente, nos gustaría reflexionar sobre tres puntos que consideramos importantes, el primero es sobre la influencia a la hora de castigar y como llevarlos a cabo. Es decir, estos controles sociales que se establecieron sobre las poblaciones fueron aprendidos de una sociedad a otra; o se debieron a la naturaleza del hombre y su manera de castigar crímenes los que provocaron que existiesen sociedades paralelas con una similar forma de castigar.  El segundo, se trata de la simbiosis de las formas de castigar de dos culturas totalmente diferentes, tal como vimos en el texto. En la historiografía sobre la esclavitud no sólo debemos estudiar y analizar  aquellos castigos que recibieron los esclavos por parte de otras sociedades, sino también los que ellos continuaron ejecutaron en su condición de esclavos. Y por último, en la historiografía peruana Carlos Aguirre[4] afirma que ellos en nuestro territorio fueron agentes de su propia libertad. Lo anterior, como consecuencia de los diferentes procesos que atravesaron estos personajes, y las incursiones que lograron en la sociedad en el tiempo. Entonces, otro camino que se nos invita a investigar sería si las distintas participaciones que tuvieron los esclavos varones y mujeres en Surinam hicieron posible que influyeran en cierta medida el logro de su libertad.




* UNDURRAGA, Verónica y GAUNE, Rafael (Eds.) Formas de control y disciplinamiento. Chile, América y Europa, siglos XVI-XIX. Santiago: Uqbar Editores, Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú, vol 292, Fondo del Libro, 2014, pp. 59-120. En el presento libro también se encuentran trabajos de historiadores como Carlo Ginzburg, Alejandra Araya, Macarena Cordero, Tomas A. Mantecón, entre otros.
[1] Se les consideraba así, a los que nacían en Surinam. 
[2] Patricia OLIART. “Poniendo o cada quien en su lugar: estereotipos raciales y sexuales en la Lima del siglo XIX”. En: Mundos Interiores. Lima 1850-1950, Lima: Centro de Investigación de la Universidad del Pacifico, p. 282.
[3] Maribel ARRELUCEA. “Poder masculino, esclavitud femenina y violencia. Lima 1760-1820”. En Mujeres, familia y sociedad en la historia de América Latina, siglos XVIII - XXI”. Lima: Instituto Riva Agüero, 2006, p. 155.
[4] Carlos AGUIRRE. Agentes de su propia libertad. Los esclavos de Lima y la desintegración de la esclavitud. 1821-1854. Lima: DESA, 1995.

domingo, 26 de abril de 2015

El concepto de efigie del rey en la América hispánica del siglo XVI


Javier Enrique Robles Bocanegra
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Luego de la noche de verano del 31 de enero del 2015, donde ofrecimos una conferencia magistral en el salón principal del Instituto Riva-Agüero sobre la naturaleza política de una efigie del Rey y estando a pocos meses de sustentar nuestra Tesis de Licenciatura La efigie del Rey en el corregidor de indios: Cultura política y poder real de un magistrado en el proceso de consolidación del Estado virreinal durante el régimen del gobernador Lope García de Castro, Perú 1564-1569, hemos creído conveniente presentar esta breve manuscrito a fin de proponer el término “efigie del Rey” como un concepto paradigma para en el estudio de la cultura política que las autoridades reales ejercieron en América hispánica con la intención de recaer en su persona la Real Majestad del monarca.  
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española conceptualiza el término “efigie” como una imagen y representación de una persona. En una segunda acepción se refiere a la personificación o representación viva de algo ideal. En síntesis, podemos definirla como la personificación de una imagen representada en forma viva ¿Tuvieron estas acepciones alguna similitud con el concepto de “efigie” durante el siglo XVI? La fuente más cercana para precisar el significado de efigie en la época de los Austrias es el Tesoro de la Lengua Castellana de Sebastían de Covarrubias, no obstante, dicho término no aparece en el listado de palabras. Sin embargo uno de los más importantes tratadistas del pensamiento político castellano, Jerónimo Castillo de Bobadilla, utiliza el significante en su Política para corregidores a fin de señalar la naturaleza política del corregidor con relación a la Real Persona del monarca.
Según Castillo, el corregidor es Príncipe de su provincia en la cual gobierna y su persona es la efigie del Rey[1] ¿Qué nos quiere decir Castillo con tal afirmación? ¿Tal afirmación guarda similitud con el significado actual de efigie? El hecho de que Covarrubias no haya considerado la palabra en su diccionario y que Castillo lo haya señalado nos arroja una hipótesis que el término “efigie” funcionaba como un sinónimo de otras palabras que guardan relación con su campo semántico y que el uso por parte de Castillo en su tratado se refería a una sinonimia de mayor grado. Nos apoyamos en esta premisa puesto que otro tratadista como Pedro Portocarrero y Guzmán constata que la naturaleza política de un magistrado real – como lo era el corregidor – residía en que tiene el elevado grado de estimación ya que en ellos se presentaba el poder del monarca[2]. Por lo tanto, efigie exponía una superior connotación política del poder real aplicable a autoridades especiales que merecían ser tratadas con las mismas preeminencias que tenía el Rey.
Para profundizar este análisis es necesario recurrir a los significados que ofrece Covarrubias de las palabras que componen el campo semántico actual de efigie y son las siguientes: “imagen, “representar”, “personificación” y “real”. Este último concepto nos sirve como un adjetivo especificativo para indicar la clase de efigie que queremos analizar, puesto que queremos expresar la representación viva de la imagen del Rey en la América hispánica. Una imagen es similitud, imitación, simulacro, representación de una figura o persona[3]. Así, podemos constatar que las acepciones actuales de efigie son muy similares al concepto de imagen en el siglo XVI. Una efigie como imagen del Rey consistía en la imitación y simulación de la majestad real por medio de su representación. Su simulacro radicaba en adquirir sus preeminencias, dignidades, veneraciones e insignias reales[4]. Aquella fijaba la realidad de acuerdo con los valores y condiciones que tenía el monarca (Molina Martínez 2000: 75). Aquí es preciso revisar el concepto de representar que consistía en encerrar en sí la persona del otro, como si fuera él mismo para sucederle en todas sus acciones y derechos. La representación efectuaba que la persona estuviese realmente presente en la imagen[5] o como si estuviese presente en nuestra imaginación. Por tanto, también el concepto de representar en la época que nos ocupa es similar a las primeras acepciones actuales de efigie siendo una representación de una persona mediante la personificación de su poder político.  La efigie real en una autoridad, representaba al monarca como su agente propio con el objetivo de ejecutar todas las ordenanzas, cédulas y provisiones reales a fin de obrar y ejecutar la potestad de la majestad regia en su lugar. Funcionaba como el reemplazante del monarca para tareas que no podía cumplir personalmente (Mariluz Urquijo 1998: 65)[6]. Pero, nos preguntamos ¿cómo se logra la materialización de esa imagen representada? En esta interrogante hacen su aparición los conceptos de personificación y real. El primero se entiende como encarnar la persona de alguien[7] con la finalidad de fabricar su presencia física ante la ausencia de la persona a representar (Cañeque 2004: 632). De esta manera la imagen representada adquiría el rango de cuerpos, imágenes o representaciones vivas ya no sólo de manera figurativa, sino como imágenes de carne y hueso que se hallaban encarnadas en todos aquellos individuos que los monarcas enviaban a gobernar los dominios americanos (Cañeque 2013: 2; Freedberg 2010: 31). Por ello, la efigie en su acepción actual de personificación o representación viva se entendió de la misma manera en el siglo XVI. Una efigie real tenía que encarnar la misma Real Persona convirtiéndose en un cuerpo vivo del monarca en el territorio que administraba.
Este análisis se apoya en el concepto de real porque dicho término señalaba el lugar donde está el Rey[8].  Por tanto, se reconocía a una autoridad real como la representación viva del soberano porque el funcionario que lo personificaba tenía el poder que el monarca le otorgó. Siendo una autoridad real, ya manifestaba que el Rey estaba presente por lo que la autoridad era su imagen, representación y personificación en un cuerpo vivo.
En consecuencia, nos parece adecuado utilizar este concepto de efigie del Rey para aquellas autoridades reales que tuvieron la misión de personificar el cuerpo vivo del monarca. No sólo eran imágenes, meros representantes de la majestad real o simples funcionarios como lo entendió la historia tradicional. Estas autoridades reales fueron efigies del Rey que tuvo similar campo semántico con su definición actual. En conclusión, recalcamos nuevamente que una efigie real es la personificación de la imagen del monarca que se representa en un cuerpo vivo. Aquella permite que los súbditos conciban que su soberano esté realmente presente. Se obtenía así la transfiguración de la autoridad real en su caracterización como imagen viva del Rey (Cañeque 2013: 2)[9]. 



[1]  Véase Castillo de Bobadilla (1759 [1597]: II: Lib. III Cap. II :15 )
[2] Véase Portocarrero y Guzmán (1998 [1700]: 223).
[3] Covarrubias (1611: 500). Se relaciona con las imágenes religiosas que los católicos llaman a las figuras que representan a Cristo a fin de que siempre pueda permanecer en la memoria de los feligreses.
[4]  Castillo de Bobadilla (1759 [1597]: II: Lib. III Cap. VII: 149). Para el autor uno de los máximos atributos e insignias reales es el cetro real y el corregidor lo imitaba ya que su vara de justicia era simulacro del cetro real del Rey.
[5] Covarrubias (1611: 9); Freedberg (2010: 48)
[6]  Según Mariluz Urquijo este agente como reemplazante del Rey tiene la potestad de nombrar, remover, fijar la competencia de cada oficial.
[7] Covarrubias (1611: 347).
[8] Covarrubias (1611: 3).
[9] Agradezco infinitamente a Alejandro Cañeque, docente de la Maryland of University, por compartir conmigo esta investigación inédita y por sus comentarios y sugerencias para el enriquecimiento del marco teórico de la tesis en torno a la cultura política de las imágenes vivas del Rey en la América hispánica.

sábado, 18 de abril de 2015

Reflexiones en torno al Patrimonio cultural: Huaycán de Pariachi

Michael Napán
Luis Angel Romero
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

El presente trabajo dilucida algunas posturas y conjeturas sobre el entendimiento del sitio arqueológico Huaycán de Pariachi y, como este lugar contribuye a la formación de la identidad local del pueblo. Todo esto complementado con los trabajos de conservación, restauración y la puesta en valor del sitio.

Para esto aclararemos algunas hipótesis que se utilizan sobre la ubicación en el tiempo, cuestiones descriptivas y analíticas; para interpretar de la mejor manera lo que significó y podría significar este recinto

Ubicación Cultural: el espacio.

Ahora bien, aclararemos brevemente la ubicación geográfica de Huaycán de Pariachi, citando el cuaderno de patrimonio cultural número 3 sobre Arqueología de Lima:

La zona arqueológica monumental Huaycán de Pariachi se ubica en una quebrada de la margen izquierda del valle medio-bajo del río Rímac, en las faldas de los cerros Huaycán y Fisgón, en el distrito de Ate, provincia y departamento de Lima(…)

Se accede a la zona arqueológica por la vía que conduce a Huaycán ubicada en el Km.16.5 de la Carretera Central. El sector 1, el más grande y conocido de todos, se encuentra entre la Av. José Carlos Mariátegui y la Av. Circunvalación, el sector 2 se encuentra frente al sector 1 y el sector 3 frente a la Av. Jaime Zumaeta. (2009:15)


El río Rímac es uno de los ríos de mayor caudal e importancia en la costa peruana; su cuenca tiene una extensión aproximad de 3500 km2, discurriendo con dirección sudoeste – noroeste a lo largo de 140 km de recorrido. Sus nacientes se ubican en la cordillera occidental de los Andes, en el nevado de Ticlia a una altura cercana a los 5000 m.s.n.m.

El punto de desarrollo de Huaycán de Pariachi se encuentra en el valle medio bajo del Rímac; este sector presenta características geográficas particulares, así es evidente comprobar que el río en su recorrido a la altura de Ricardo Palma, Chosica y Chaclacayo es torrentoso debido al estrecho de su cauce; es a partir de la zona de Huaycán y Carapongo que esta situación muestra un cambio sensible debido al ensanchamiento del cauce. Esto ha permitido una diversidad ecológica y una alta productividad agrícola y que a su vez han influido en el desarrollo de los establecimientos que se ubicaron por esas zonas.

El valle del Rímac y sus asentamientos arqueológicos:


Fuente: Arqueología de Lima: Huaycán de Pariachi (INC)


Ubicación de Huaycán de Pariachi:



                          Fuente: Arqueología de Lima: Huaycán de Pariachi (INC)

Este es un plano del sitio de Huaycán de Pariachi dividido en sus tres sectores, en esto al parecer concuerda todos los investigadores, más allá de cualquier disputa teórica sobre usos y “abusos” del lenguaje

                    
 Fuente: Arqueología de Lima: Huaycán de Pariachi (INC)

Ubicación cultural: el tiempo.

El valle del Rímac fue conquistado por Túpac Inca Yupanqui en el año 1476 d.n.e. de forma pacífica donde se estableció una cierta relación de respeto, es decir, la conquista incaica no cambió el orden social anterior, si bien es cierto todo esta respaldado en el trabajo de las crónicas por parte de los etnohistoriadores; es necesario un análisis más profundo, en consecuencia todas estas propuestas han sido comprobadas con mayor rigor en el campo de la arqueología, como los trabajos de excavación y restauración realizados por Arturo Jiménez Borja y Alberto Bueno Mendoza en la década del ochenta.[1]

Durante mucho tiempo las culturas costeñas han quedado soslayadas en el trabajo de la investigación histórica[2], la etnohistoriadora María Rostworowski en su libro Etnia y sociedad. Costa peruana prehispánica sobre esto dice lo siguiente:

Los españoles en sus relaciones se ocuparon sobretodo de los Incas y del Cuzco, pasando por alto la realidad provinciana. La Costa Central sufrió de este olvido, debido seguramente a la rápida aculturación y a la baja demográfica por las que los naturales desaparecieron prácticamente de en tiempos inmediatos a la invasión europea. (1977:21)
                                              
Por lo general, se le atribuye al complejo arqueológico Huaycán de Pariachi como perteneciente al señorío Ychma, sin embargo, otras posturas especifican lo contrario. Luego especificaremos la distinción de lo que algunos investigadores llaman “reyno”, “señorío” y “cacicazgo”, además sobre cuáles son los usos correctos.

En primer lugar Luis Villacorta, María Fe Córdova y María Rostworowski dicen lo siguiente: el señorío Ychima está integrado por diversos curacazgos que tendrían como punto en común cuestiones superestructurales, en este caso la religión, es decir, el centro ceremonial de Pachacamac, culto que se extiende por toda la costa central. Antagónicamente, Alberto Bueno Mendoza propone, que si bien es cierto existe una serie de curacazgos, se estaría confundiendo la cronología de existencia respecto a los Ychima y, que Huaycán de Pariachi es una cultura con manifestaciones propias, es decir, es incorrecto aseverar que pertenece a los curacazgos Ychima.

En este caso, mencionadas las posturas sobre la ubicación cultural de Huaycán de Pariachi, pasamos a aclarar grosso modo lo que se debería entender con “reino”, “señorío” y “cacicazgo”, y sobre el uso que debería ser el más aceptado.

En primer lugar “reino” designa un territorio que está gobernado por reyes y en el Intermedio Tardío no podemos hablar de reyes. Luego con lo referente a “señorío”, esta terminología sería ya demasiado europeizante porque es propio de la época feudal del  llamado viejo mundo y “cacicazgo” es un uso aún más incorrecto porque es una palabra del Caribe traída por los españoles y por consiguiente no podríamos utilizarla para el Intermedio Tardío. En todo caso lo más correcto sería decir que hubo curacazgos en el antiguo Perú, tendencia que compartimos con Alberto Bueno Mendoza. 

En cuanto a la cronología, asumimos la existencia de dos posturas:

La primera se relaciona con la que considera que Huaycán de Pariachi es un curacazgo Ychma. Su ocupación data de fines del periodo Intermedio Tardío (900-1450 d.n.e.) al Horizonte Tardío (1450-1532 d.n.e.), es decir lo que se conoce como cultura Ychma e inca respectivamente.

Mientras que la otra postura sería de Alberto Bueno.

1) 900d.n.e.= Final del Intermedio Temprano en Cajamarquilla.
2) 900-1100d.n.e.= Horizonte Medio
3) 1100-1470d.n.e.= Intermedio Tardío, para construir se adopta la técnica de Cajamarquilla
4) 1470-1570d.n.e. (virrey Toledo)= Coexistencia bajo la administración costeña desarrollo independiente.

Breve ensayo sobre el señoría Ychma [3]

Según Cristóbal de Albornoz, se decía provincia de Ychima no solo al valle de Pachacamac sino también se le designaba con el mismo nombre a los habitantes del valle de Lima.

El nombre de Ychma o Ychima debió pronunciarse con una fonética difícil de captar para los oídos de los hispanos. De ahí las diversas formas que le dan los cronistas al mismo apelativo. La relación de Ortega y Morejón llama al valle de Pachacamac con el nombre de Yzma, y Santillán narra como la madre de Inca Tupac Yupanqui, estando en cinta del futuro soberano, tuvo una revelación de que el hacedor del mundo estaba en los yungas, en el valle de Irma, “que es lo que agora se dice Pachacama”.

Esta indicación fue motivo para que años más tarde, cuando el Inca conquistó aquel lugar, ofreciera a su ídolo grandes sacrificios y se sometiera él mismo a un largo ayuno que duró cuarenta días. En aquella oportunidad, el oráculo pidió al monarca que se edificase un nuevo templo, y en ese entonces se mudó el nombre del valle por el de Pachacamac, impuesto por Tupac Yupanqui.

No por eso desapareció el nombre de Ychma. Más de un señor conservó aquel nombre. Por ejemplo el curaca del valle de Amancae se decía Sebastian Ychima y varios principales de Pachacamac llevaban también el mismo apelativo.

El nombre antiguo del señorío Pachacamac fue el de Ychma, cuya voz significa:

-Según Fray Domingo de Santo Tomás, “Yxma” es “el color con el que se afeitan”; y “Yxmacunigui” es “afeytarse los Yndios o Yndias con cierto color”.

-Según Diego González Holguín, “Ychma” es “un color de fruto de árbol que nace con el capullo”, “Ychmapuca” es “coloreado”, “Ychma qqeullo” es “amarillo, color”, “Ychma ychmahuan passicuna” es “ambijarse la cara u otra cosa”.

-Según Calancha, se decía Ychma o limpi al azogue y a su color bermellón que era preciado en diversas supersticiones.

Citamos textualmente lo que dice Rostworowski al respecto: “Sin temor a equivocarnos podemos decir que el señorío de Ychima de la costa central deriva su nombre del color rojo, ya sea del azogue o del achiote, empleado en las ceremonias vinculadas al culto del célebre oráculo Yunga”. (1977:200). El rojo debió ser considerado como color sagrado, y hay que tomar en cuenta que el templo del Sol, edificado bajo el dominio cuzqueño en Pachacamac, estaba pintado de bermellón. Según Rowe, Pachacamac y Cajamarquilla, en el valle del Rímac, fueron importantes centros urbanos durante el Horizonte Medio, y si Cajamarquilla decayó al finalizar este Horizonte, la importancia de Pachacamac continuó durante todo el Intermedio Tardío.

Los ychima se asentaron en el primitivo Cuzco, y estos representaron una molestia para el grupo inca. El encuentro entre ychmas e incas, fue desfavorable para los primeros que quedaron desplazados y vencidos. Es posible también que el odio entre estos dos grupos naciera y llevara a los incas a apodar a los Ychima como alcavizas, término despectivo que podría provenir de “alca” (perro) y “vicça” (barriga o vientre). Esto quizá indicaba no solo que los ychma criaban perros sino que los comían; este era un alimento despreciado por la etnia inca.

Según Alfredo Torero y Gary Parker el quechua se originó en la costa central en el año 880 d.n.e. aproximadamente. El poder y la gran influencia que alcanzó el centro religioso Pachacamac durante el Horizonte Medio debió ser uno de los factores principales de la expansión quechua a través del área andina.

Descripción del sitio arqueológico: “El palacio”



Fue declarado Patrimonio Cultural por Resolución Directoral Nacional Nº 1189/INC del 10 de octubre del año 2000. Dentro de la clasificación podríamos ubicarla como Patrimonio Cultural, Material, Inmueble y Arqueológico. La zona arqueológica consta de tres sectores y fue estudiada por los Arturo Jiménez Borja y Alberto Bueno Mendoza.
           
Hay que decir que el espacio que vamos a describir corresponde al “palacio”, que es un recinto que cumplía funciones administrativas y de redistribución, esto se comprueba por el material encontrado, ya sean el caso de cerámica, entierros, y las distribuciones “asimétricas” del lugar. Las construcciones hechas a base de tapial o adobones, que según Alberto Bueno, le da la connotación perteneciente al Horizonte tardío, por lo cual pertenecería a una etapa de gobierno de coexistencia con los Incas.

La construcción de los adobones la hacían por medio de maderas a los extremos, colocando argamasa en el interior  hasta una altura promedio de un metro, luego esperaban que seque para seguir un nivel superpuesto, al hacer otro nivel superpuesto quedan suturas y estas a su vez distingue diversos “paños” constructivos.

Edificios: con una muralla de autocontenido o muro maestro, el  acceso por un solo punto (restringido), lo restringido no se entiende  como impedir, sino  como moderar, en este caso moderar el acceso al lugar.



Muro que rodea todo el palacio



Acceso principal (restringido)

Hall (área de estancia)[4]: Espacio tripartito o  tripartición, el manejo de tres niveles en el mundo andino, que trata de hacer ver al recién llegado una diferenciación física respecto a la ubicación donde se encuentre; además estando allí se puede ver algunos artificios que se practicaban en la construcción, como el hacer creer que hay un espacio pequeño en forma de cuadrado, cuando en realidad son entradas.




Hall, visto desde el tercer subnivel de El Palacio

Sector interno A: luego de pasar por el hall, nos dirigimos por un acceso restringido, que tiene la forma de “U” invertida. Al momento de acceder al espacio podemos dar cuenta de dos espacios y, en el espacio superior, la presencia de una banqueta que tendría un uso de “espera” o el lugar donde se posan ceramios, coca u otros productos. En el mismo espacio se puede apreciar una rampa central característica de la costa (no existen en la sierra), sobre la rampa: tiene una parte sustraída y otra aditiva.
                                             


         Rampa central

Las colcas en el nivel 1: Lugar de almacenamiento, de forma cuadrangular así como de forma cilíndrica, los espacios cuadrangulares tenían una profundidad y ancho de 2 mts, eran techados con cañas. Los de forma “cilíndrica” tienen una abertura desde 80cm a 1 mt. de diámetro y, una profundidad de 4 mts, también tiene la presencia de piedras incrustadas o peldaños a forma de escalera, para permitir el acceso. 


Colcas cuadradas

La presencia de nichos: también es muy peculiar, ya que sería característico de los periodos Tahuantinsuyo de la costa central, en este ambiente se pueden  ver dos de ellos, que simbolizarían la dualidad o simplemente son utilizados con fines ornamentales.


Patio sin ornamentación: Es un espacio donde no hay ornamentación, es decir esta en blanco, solo hay paredes. Es el punto más bajo del palacio.

Patio con rampa empedrada: Una vez que pasamos por el patio sin ornamentación, nos dirigimos a otro ambiente, donde al parecer no estuvo techado, ya que sus dimensiones son más grandes e imposibles para techar, además que no muestra evidencias de eso. También se observa una pequeña rampa que esta empedrada y marca el acceso a los depósitos circulares



Depósitos circulares:

Se pueden observar 10 depósitos, con una profundidad de 4 mts, y algunos peldaños, para permitir el acceso.

En el mismo ambiente se observa un acceso en forma de “herradura invertida”, con dimensiones pequeñas que no permiten un ingreso tan cómodo, algunos dicen que al ingresar tendrían que agacharse, mostrando así de respeto o reconocimiento, pero lo cierto es que no se conoce con claridad la connotación que tendría. No pudimos ingresar a ese lugar debido a que se encuentra en proceso de restauración, pero si pudimos ver el techo al interior, que ha sido RECONSTRUIDO y decimos reconstruido porque es totalmente nuevo.




Patio con batanes(2 nivel):
Se llama así porque en el lugar se pueden apreciar dos piedras, que tendrían la función de batán, pero aún no se sabe con claridad su función, ya en este lugar, nos encontramos en el segundo nivel, donde se puede tener una vista panorámica del valle, cosa que no se puede hacer en el nivel uno. Desde allí pudimos apreciar una huanca que es un monolito que tendría algún significado para los residentes. Luego de estar en el patio de los batanes, nos dirigimos hacia la terraza, donde observamos otras banquetas y una vista más general del valle.



Después de eso tuvimos que retornar al primer nivel, para dirigirnos por un pasadizo, donde aún permanecen los dinteles, con esta evidencia podremos decir que ese corredor era techa, y utilizaban lajas para hacerlo.


Dinteles

En líneas generales, Huaycán de Pariachi fue un centro administrativo y posiblemente redistributivo. Según Albino Loli sería un tambo, por las diversas colcas que posee, pero esto aún no se ha probado.

Respecto a la visita, hay que decir que no tuvimos el acceso total al recinto, puesto que se encuentran realizando trabajos de conservación y restauración.

Y al no tener un acceso a todos los espacios , no pudimos ver algunas zonas, dónde se han encontrado  información sobre los entierros y/o ceramios. Gracias a una entrevista a Alberto Bueno Mendoza pudimos saber que en los trabajos de conservación realizados conjuntamente con Arturo Jiménez Borja en la década de los 80, se encontró vestigios de posibles entierros, en los nivels 3 y en la plataforma derecha ubicándonos en el acceso principal.

Es en ese mismo lugar (plataforma que se encuentra al margen derecho del acceso principal), donde se encuentran entierros modernos, correspondientes a la etapa republicana, esto se comprueba por el material de los ataúdes. Sobre este dato pudimos encontrar algunas interrogantes, en el informe realizado por María Fe Córdova sobre Pariachi  dice:

“Los cuadernos de campo de la restauración de Pariachi y las fotografías de l archivo Tello de una visita a la zona monumental, revelan que entre 1931 y 1937, los ambientes superiores del palacio ubicados hacia el frontis del edificio, fueron utilizados como cementerio. (Fe Cordova.2009:23)

Nosotros en la investigación, hemos encontrado que Huaycán, surge en el año 1984 producto de las migraciones de la sierra. Ahora, si tenemos  información de que existen fotos que dan la ocupación de entierros mucho antes ¿A qué lugar correspondería los entierros? Pues esto aún falta precisar y esperamos que las investigaciones demuestren nuestra dudas.           


Sobre la cerámica pudimos saber gracias al Dr. Alberto Bueno que la cerámica correspondía a dos periodos: algunas pre - Tahuantinsuyu y otras Tahuantinsuyu. Todas las cerámicas encontradas, no fueron encontradas en buen estado, puesto que todo el centro arqueológico había sido huaqueado. De los restos encontrado se pudo corroborar que no tuvieron n manejo tan exquisito en la cerámica, y los colores predominantes fueron el negro, blanco y rojo.

“Gran tumba circular, ubicada en la plataforma de los entierros modernos, totalmente huaqueada” (fuente: Dr. Alberto Bueno Mendoza)


Algunos maltrato en perjuicio del Patrimonio cultural


Cuidado del Patrimonio Cultural

Actualmente el sitio se encuentra bajo la jurisdicción del Museo de Sitio Arturo Jiménez Borja-Puruchuco, donde se adquieren las entradas para su visita. El proyecto de puesta en valor de la zona arqueológica monumental está a cargo de la arqueóloga María Fe Córdova, en coordinación con la Dirección de Defensa del Patrimonio Histórico del INC que se encuentra a cargo de Rivara Zuñiga, se realiza con relativa frecuencia jornadas de limpieza, jornadas de sensibilización y charlas sobre el cuidado del Patrimonio arqueológico de Huaycán, dirigidas al público en general.

Es muy importante la labor que desempeña María Fe Córdova en el centro arqueológico de Huaycán de Pariachi, ya que se ha logrado sensibilizar a los pobladores, claro ejemplo de esto es la participación de los alumnos de los colegios de Huaycán. Según algunas fuentes hemos podido saber que incluso las jornadas de sensibilización se realizaban antes de que el INC enviara un responsable (2009) para la protección, conservación y puesta en valor.

El 29 de mayo del 2008, se concentró mas de un millar de alumnos de diferentes instituciones educativas de Huaycán, para realizar una “cadena humana” y así mostrar su interés por la protección del sitio arqueológico. Esta toma de conciencia correspondió a la campaña mayo mes de los museos, de ese entonces y, estuvo a cargo del ministerio de educación y la organización de los estado Iberoamericanos para la educación. No conseguimos datos precisos, pero sabemos que el actual cuidado a cargo del INC, comenzó a partir del 2009.

En enero de este año se ha realizado un taller de hip hop, debidamente relacionado con la defensa del patrimonio cultural; esto se hizo para que toda la población de Huaycán siga tomando conciencia sobre el patrimonio cultural.

Esta jornada estuvo a cargo de la asociación cultural ángeles 01 y el institutito educativo mixto de Huaycán. También hubo una jornada de sensibilización de escolares de la IE Mixto Huaycán y José Carlos Mariátegui.

Fuentes

Orales
Dr. Alberto Bueno Mendoza(conversatorios)
Día miércoles 29/09/10/ Lugar: dirección académica E.A.P. Arqueología/ Hora: 10:30 am – 12pm.
Día lunes 4/10/10/ Lugar: dirección académica E.A.P. Arqueología/ Hora: 1:00pm – 2:30 pm.
Arquitecto Jorge Albino Loli.
Día martes 28/09/10/ Lugar: Sitio arqueológico Huaycán de Pariachi./ Hora:12:00 pm – 2:15 pm

Bibliográficas
 ROSTWOROWKI, María. Etnia y Sociedad. Costa peruana prehispánica (1977).IEP. pág.197 – 210.
ROSTWOROWKI, María. Señoríos Indígenas de Lima y Canta. (1978).IEP.pág.18.
FE CORDOVA, María. Arqueología de Lima: Huaycán de Pariachi (2009).cuaderno de patrimonio cultural 3.INC- Biblioteca Naciona.Lima, 36 pág.
BOLETIN de IFEA. Arqueología de la costa central del Perú en los periodos Tardíos. (2004).tomo 3.Nº3. editado por PETER ECKHOUT. pág. 403 – 556.

Webgrafía





[1] Sobre esto cabe mencionar el trabajo de Luis Felipe Villacorta “Arquitectura monumental: forma, función y poder. Los asentamientos del valle medio-bajo del Rímac (Periodo Intermedio Tardío y Horizonte Tardío), que habla de todos los sitios arqueológicos contemporáneos a Huaycán de Pariachi, es decir, nos da una visión más específica de los centros arqueológicos.
[2] Sin embargo, existen aún las fuentes escritas y por tanto solo hay que incentivar que estos temas sean tocados por la historiografía como es el caso de María Rostworowski, que critica la falta de interés por resolver estos problemas.
[3] Tomado de “Etnia y sociedad. Costa peruana prehispánica”, de María Rostworowski (cap. 5). La autora no tiene ningún problema en utilizar el término señorío. Así consta en el texto.
[4] Hall: término en inglés que quiere decir “salón”, se le llamó de esta manera arbitrariamente porque en realidad no se conoce su verdadero nombre.