domingo, 15 de julio de 2012

Voltaire: la presencia de la razón en la historia del hombre


                          

Miguel Antacabana

“La razón es para Voltaire, a diferencia de lo que será para Hegel, no lo que se impone por sí mismo, sino algo que el hombre debe por su propio esfuerzo conquistar.” (Ferrater Mora, Cuatro visiones de la historia universal, pág. 96)

a.      El desarrollo del hombre en la historia: la conquista de la razón
Cuando Voltaire asume el racionalismo cartesiano (el trato critico de las fuentes, la búsqueda de hechos claros y evidentes – verdaderos – y a la vez útiles por intermedio de la razón) y el newtonismo (existencia de una matemática universal que rige toda la naturaleza y productora de todos los efectos en esta) cree que por mediación de estas dos llegara a conocer no solo la historia de una nación sino que le permitiría conocer la historia del mundo (entendida como historia universal). En la búsqueda de ese conocimiento partió por definir la historia, la cual entendía como:
La historia es el relato de los hechos que se tienen por verdaderos, al contrario de la fabula, que es el relato de los hechos que se tienen por falsos.[1]
La diferenciación que hace Voltaire, en relación a la fabula, en su definición de la historia es fundamental, porque le permite poder demostrar que mediante la historia se puede encontrar hechos verosímiles, del cual se puede probar su certeza. Mientras los contadores de fabulas no buscan la precisión de los hechos, su relato no contara lo verdadero; en tanto Voltaire aduce:
A los historiadores modernos se les exige más precisos detalles, hechos comprobados, fechas exactas, mayor estudio de los usos, costumbres y leyes, del comercio, de la hacienda, de la agricultura y de la población. Sucede con la historia lo que con las matemáticas y la física: su progreso se ha acrecentado prodigiosamente.[2]
El desarrollo de la historia (como estudio) es el que permite la exactitud del conocimiento del pasado. Acusa a los historiadores franceses de haber “imitado” muy mal los primitivos “métodos” de los historiadores romanos (lo que permitió la creación de fabulas).[3]
En ese desarrollo que aprecia Voltaire en la historia ve el devenir del hombre, esa evolución, el paso de la ignorancia a la razón, ha transcurrido por etapas históricas, medidas bajo parámetros culturales dividiéndolas en cuatro edades, que corresponden a la Grecia clásica, la Roma imperial, Europa del renacimiento y finalmente el siglo de Luis XIV. Este avance significo un proceso de perfeccionamiento de la razón humana, que le permite al hombre comprender con exactitud su época.[4] Voltaire confió tanto en el perfeccionamiento que llego a creer en primer momento, la idea platónica del “rey filósofo”[5] (rey ilustrado) del cual saldrá desilusionado, al ser perseguido por el rey Federico II de Prusia.
Voltaire presumió que la existencia de la razón, en determinas épocas y civilizaciones es el resultado de un lento proceso natural por el cual pasan todos los pueblos del mundo civilizado. Por ello defender la presencia de la razón es a la vez defender la posibilidad de encontrar la verdad histórica, debido a que la razón tiende a ocultarse a consecuencia de la naturaleza del hombre (donde pasión e instintos luchan contra la razón) y las ideologías. Por ello la razón solo reside en algunos “espíritus independientes”, aquellos que cultivan el saber filosófico.
A manera de resumen comprendo que para Voltaire el sentido y la finalidad del desarrollo de la historia consistía en mejorar, por medio de la razón, las condiciones humanas, y como decía él “hacer a los hombres menos ignorantes, mejores y más felices”. Esta búsqueda de perfeccionamiento del hombre por medio de la razón debía realizarse dentro de mundo intramundano y temporal, en oposición a la visión cristiana.
b.     Rousseau y el debate sobre la naturaleza humana
El debate sobre la naturaleza humana sostenida entre Rousseau y Voltaire merece la atención. Se dice que las propuestas sobre la naturaleza del hombre entre estos dos ilustrados, guarda aspectos contradictorios. Para Rousseau lo fundamental pasa por el descubrimiento de la verdad, la realidad y la naturaleza siendo lo mismo al fin y al cabo. La naturaleza del hombre se entiende como el alejamiento de todo aquello que represente lo impuro y egoísta de la cultura[6], ello significa desde la perspectiva roussoniana “combatir” todo aquello que no sea naturaleza, su apuesta por la vuelta al pasado, entendido como estado natural, en el cual el hombre puede desarrollar su naturaleza. La regresión del hombre a su estado natural supone para Rousseau volverse racionalmente bueno[7]
Voltaire parte, al igual que Rousseau, por la maldad de los hombres,[8] aunque esto no sean naturalmente de ese modo, la recuperación de la bondad implica para Voltaire el reconocimiento de ese problema y avanzar a partir de allí en la búsqueda de esa naturaleza oculta (que la entiende como la búsqueda de la razón). En Voltaire esa búsqueda (de la naturaleza humana) es llevada al campo de la historia, en sus estudios sobre las sociedades y las culturas occidentales, además de las orientales (principalmente La India, China y los mahometanos), buscara la presencia de la razón manifestada en las acciones (decisiones) de los gobernantes, el desarrollo de la cultura y la moralidad (de carácter jurídico).
Voltaire afirma la naturaleza sociable del hombre, rechaza la visión rousoneana  de la vida solitaria como verdadero estado natural del hombre. Critica a Rousseau por considerar a la civilización como la degeneración del estado natural del hombre[9] porque a diferencia de Rousseau, cree que la única forma en que  el hombre manifieste su estado verdaderamente natural es por medio de la razón (el hombre la busca constantemente). Mientras el ginebrino resalta los instintos como estado natural del hombre, Voltaire los desecha porque son estos (los instintos) propias de sociedades primitivas. Voltaire afirma que si seguimos la lógica (resaltar los instintos) propuesta por Rousseau entonces  “…un ladrón, un destructor, hubiera sido el salvador del género humano, y se debía castigar al hombre honrado...”[10] por ello hablar de una razón basada en la manifestación de los instintos y deseos es para Voltaire un argumento desproporcionado y muy aventurado. Basándose en los estudios arqueológicos y antropológicos de su época Voltaire dirá que los deseos son la manifestación de un estado primitivo del hombre (donde la razón no tenia presencia). Enseguida Voltaire se pregunta ¿si aceptamos como sensatas las palabras de un primitivo, tendrían la misma validez que la un hombre cultivado? ¿Qué filosofía es la que propugna ideas que el sentido común rechaza? ¿No será la filosofía de un pordiosero que desea que los pobres roben a los ricos, con la idea de estrechar más la unión fraternal entre los hombres?[11] Estas preguntas a manera de ironía dichas por Voltaire es la respuesta a las propuestas del ginebrino en su Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres.
Por tanto para Voltaire la búsqueda de la razón por el hombre es a  la vez la búsqueda de su naturaleza.
c.      La tolerancia religiosa.
Una de los temas en el cual Voltaire se va a autoproclamar como su representante fiel, es la lucha por la libertad y tolerancia religiosa. Su desdeño por las luchas religiosas radicaba en el hecho de considerarlas “estúpidas, sinsentido e irracionales”, además de aseverar que “por medio del fanatismo religioso se puede llegar a cometer los más grandes estupideces” ya que al apelar a la historia como medio esclarecedor de estos problemas, se había percatado que para 1610 un suceso de esta naturaleza se había cobrado la vida del rey Enrique IV[12] – al cual Voltaire no dejaba de mostrar su admiración – en manos de un presumible fanático religioso de la agrupación “Liga Católica” o Liga Santa de París[13]. Además que las continúas guerras religiosas en Francia habían provocado que la personas entraran en un estado de conflicto permanente, al cual Voltaire veía como la presencia de la sinrazón en el hombre – en 1572 la llamada noche San Bartolomé se cobro la vida de muchos hugonotes (protestantes) a manos de católicos fanáticos –.
En su Tratado sobre la tolerancia (al iniciar el tratado) se cuenta una historia sobre la muerte de Marc-Antonine miembro de una familia de hugonotes comerciantes que muere ahorcado y se acusa a toda la familia de Jean Calas (padre) por la muerte de Marc. Voltaire al conocer el caso expone su malestar por la acusación sin pruebas a toda la familia, al abogar por la familia hugonote escribe el tratado de la tolerancia donde expondrá este caso para conocimiento general. Para prever estos hechos en un futuro Voltaire recuerda que estas disputas y acusaciones de carácter religioso, terminan cobrando un alto precio. Por ello aboga por la tolerancia religiosa como una única forma de concebir una sociedad con seres poseedores de la razón[14].
Para el filosofo francés la única forma de vivir sin problemas religiosos es la tolerancia – ya que no cree que pueda existir una paz perpetua – por ello afirma que “la sola paz perpetua que puede establecerse entre los hombres es la tolerancia”.[15] En su Cartas Filosóficas defiende la tolerancia religiosa y la libertad pensamiento, resalta el modelo inglés, al cual admira, como facilitador de las denuncias contra el fanatismo religioso (provenientes del cristianismo protestante como del catolicismo).
Voltaire al admirar el sistema político, económico y social ingles propone que si Francia aspira llegar a un sistema parecido deberá separar claramente la política y la religión (separar lo público de lo privado), donde esta última se encargue simplemente de sus seguidores; mientras el estado debe garantizar el bienestar general de los hombres.
Al no llegar a concretarse sus propuestas se pregunta a que se debe la no aceptación de una idea como la suya en Francia, acaso ¿la libertad de conciencia será una calamidad tan barbará como las hogueras de la Inquisición?[16] Por ello dice:
“Es indudable que quien persigue a un hombre, que es su hermano, porque profesa distinto credo es un monstruo, pero el gobierno, los magistrados, y los príncipes, ¿Cómo deben tratar a los que profesan distinta religión que ellos? Si son extranjeros poderosos, el príncipe se aliará con ellos. Francisco I, monarca cristianísimo no tendrá empacho en aliarse con los musulmanes para guerrear contra el católico Carlos V, como tampoco lo tuvo al darle dinero a los luteranos de Alemania para suscitar la rebelión contra dicho emperador, pero en cambio quemara en la hoguera a los luteranos de su reino. Como medida política les paga en Sajonia y los quema en París. Contraproducente política porque, como las persecuciones hacen prosélitos, Francia se llenara pronto de nuevos protestantes que, al principio, siendo pocos se dejaran ahorcar, pero cuando sean muchos, serán ellos los que ahorquen. Habrá guerras civiles que culminaran en la noche de San Bartolomé y esa nación se convertirá en algo peor que los escritores antiguos y modernos han dicho nunca del infierno”.[17]
A pesar de la concepción “negativa” de Voltaire sobre la religión este la consideraba como parte de la histórica, sin dejar de lado aquella la idea común entre los demás ilustrados que veían a la religión como:
“…algo carente de de todo valor positivo; era un puro error debido a la hipocresía interesada y sin escrúpulos de un tipo de hombres llamados sacerdotes, quienes, así parece que pensaban, la inventaron como instrumento para dominar a las mayorías…”[18]
Como dice Collingwood sobre Voltaire y los ilustrados que pensaban que las palabras como religión (cristianismo), sacerdote, Edad Media, barbarie, etc. no designaban contenido histórico – filosófico como era para Vico.[19] Ya que Voltaire creía que la historia tiene una razón para que ocurra las cosas, además que esta razón tiende a ir en beneficio del hombre, aclarándole y permitiéndole conocer las cosas de su época.
Pero habría que rescatar que lo más resaltante en este punto, más allá de la concepción compartida de Voltaire con los demás ilustrados sobre la religión, es la propuesta que él hace para una Francia que se salía de las guerras religiosas (siglos XVI y parte del XVII) pero que mantenía una aristocracia muy conservadora la cual se resistía a los cambios que traía consigo el capitalismo de corte liberal, que terminara desembocando en lo que Voltaire siempre desprecio la intervención de la “sinrazón” y la barbarie en los cambios políticos, lo que pasaría a llamarse la Revolución Francesa de 1789[20].



[1] Citado en: FONTANA, Josep (1982) Historia: análisis del pasado y proyecto social. Barcelona: Crítica, pág. 64
[2] Voltaire. “Diccionario Filosófico (en línea). Librodot. Consulta: 15 de agosto 2011. http://biblio3.url.edu.gt/Libros/dic_fi.pdf. consultar la pagina 530.
[3] Ibíd., pág. 530.
[4] FONTANA, Óp. Cit., pág. 66.
[5] Para Voltaire los reyes filósofos poseían la razón, que les permitía actuar de manera justa. Entro los que resalta figuran: Pedro “el Grande”, Catalina II de Rusia, enrique IV,  Luis XIV, etc.
[6] FERRATER MORA, José (1996) Cuatro visiones de la historia universal. Madrid: Alianza Editorial, pág. 93
[7] Rousseau considera que la única forma de que el hombre llegue a poseer la razón es la vuelta a su estado natural, donde el hombre era bueno e igual a todos.
[8] Esa maldad existe debido a la no presencia de la razón en las acciones humanas. Pero al igual que Rousseau cree que el hombre es bueno por naturaleza.
[9] Según Rousseau la civilización coacciona y limita al hombre impidiéndole manifestarse plenamente como humano (sus deseos e instintos)  recortando así su libertad individual.
[10] Voltaire, Óp. Cit., pág. 535.
[11] Ibíd. pág. 535
[12]TOULMIN, Stephen (2001) El trasfondo de la modernidad. Barcelona: Península, pág., 80 – 91. Aquí el autor resalta la importancia histórica que significa el asesinato de Enrique IV, esto porque fue el primer rey que trato de resolver el problema de las luchas religiosas en Francia (busco una acuerdo que diera fin a las guerras religiosas en Francia, esto quedo frustrado debido a la negativa por parte de los católicos de la Santa Liga a “pactar” con los hugonotes. Ante estos hechos veía como única forma de solución promoción de la libertad religiosa). Cabe recordar que no aceptación por parte de la Santa Liga hacia Enrique se debía a que este sentía una cierta simpatía por los protestantes, ya que había luchado junto a los hugonotes en una de las guerras religiosas (1570). Además del odio católico hacia este rey por ser de origen protestante, se debió a que busco disminuir el papel de la religión en la política estatal y así lograr una “unidad nacional” en Francia. Ante tales propuestas el rey Felipe II de España mostro su malestar por el “rey hugonote”, dando como resultado un enfrentamiento entre Francia y España que en el contexto de la misma y días antes de comenzarla se produciría la muerte de Enrique.
[13] Este grupo ya había intentado matarlo anteriormente a su asunción al trono en 1598. Además de cometer asesinatos contra personas de origen protestante como por ejemplo unos meses antes de la boda entre Enrique IV muchos de sus invitados – calvinistas – fueron asesinados en los recintos donde se hospedaban.
[14] VOLTAIRE (1949) Obras escogidas. Buenos Aires: W. M. Jackson Inc. Cabria decir que Voltaire consideraba impropio el comportamiento fanático o intolerante ya que la etapa histórica en la cual se encuentra es considerada por él como la época donde la razón se está haciendo presente entre los hombre.
[15] VOLTAIRE (1984) Tratado sobre la tolerancia, Obras completas. Valencia: M. Senent, pág. 789.
[16] Voltaire, óp. cit. pág. 809.
En el capítulo de la tolerancia (pág. 809 – 813) hace una revisión histórico de los casos más emblemáticos sobre la muerte de personajes importantes por culpa de la intolerancia y el fanatismo religioso, así muestra los casos de: la lucha de los partidarios de Atanasio y Arrio, la muerte de Sócrates, búsqueda de la eliminación de las religiones por parte del cristianismo, el asesinato de Enrique de Navarra (o Enrique IV), la tiranía de los jesuitas, entre otros.
[17] Voltaire. Óp. cit. pág. 810.
[18] Citado en: COLLINGWOOD, Robin (1965) La idea de la historia. México: Fondo de Cultura Económica, pág. 83.
[19] Ibíd., pág. 83.
[20] Ibíd., pág. 66 – 67. Fontana aduce que  la primera etapa de la ilustración francesa no buscaba la “transformación radical”, uso de la violencia, sino que buscaba una alianza con entre la burguesía y la aristocracia (como en Inglaterra) y así llevar a cabo una serie de reformas que permitieran modernizar el estado francés (y  así no dar lugar a revueltas o revoluciones).

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